Capítulo 2: Lluvia de sentimientos

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Conforme pasaban las semanas Luna y yo nos escribíamos todos los días a todas horas, parecía como si no nos hubiéramos visto en la escuela, podíamos hablar de cualquier cosa desde las más sencillas y sin sentido hasta las más profundas y serias.

Llegó septiembre y con ello llegó el cumpleaños de Luna, el 20 de septiembre curiosamente un mes después del mío. Días antes pensé muchas veces en que le podía regalar, tenía que ser algo especial porque ella era muy especial y para serte sincera yo en ese momento no contaba con mucho dinero ya que la situación en mi casa estaba desordenada en todos los sentidos: desde lo económico, lo familiar, emocional, de salud, etc. De verdad parecía una utopía, más adelante te contaré sobre eso. Regresando al punto del regalo, yo no podía gastar mucho pero quería algo de verdad muy especial, pensé y pensé hasta que se me ocurrió escribirle una carta donde le deseaba felicitaciones y le agradecía por ser una persona tan increíble, ahora que lo pienso creo que fuí un poco intensa porque haber teníamos 1 mes de conocernos (al menos en esta vida) pero bueno en aquel momento no me importo, luego me fuí a comprarte un peluche chiquito pero muy lindo algo sencillo porque ella era sencilla también, así que le puse la carta en el peluche y listo ese sería su regalo.

Estábamos en casa de Luna, amigos de la escuela y también algunos amigos de sus escuelas anteriores, había comidita botana y pastel. La verdad era un poco incómodo para mí porque yo quería que todos se fueran y nos dejarán solas, no la quería compartir con nadie pero por supuesto que eso no pasó, (al menos en ese momento), después le dí su regalo y al parecer le había encantado o al menos así lo expresó, le dí su abrazo y es que de verdad, sus abrazos son de otro universo. Aún era temprano para regresar a mi casa y paso lo que llevaba deseando todo el día; nos quedamos solas en su casa. Los amigos se había ido y su mamá tuvo que irse también porque tenía que ir de compras. Luna me invitó a su cuarto para que viéramos videos en Youtube o alguna peli, por supuesto que acepte. Su cuarto se encontraba en el segundo piso así que subimos y me preguntó que qué quería ver, le.conteste que lo que quisiera. Así que puso algún vídeo de alguien que contaba su día a día algo así como un videoblog. Después el video se terminó y me iba a enseñar videos de canciones que le gustaban.

Para ese punto yo sentía unos nervios que me eran difíciles de controlar y no se por qué pero lo único que quería hacer era besarla.

-¿Si ves ahí?- me preguntó mientras acomodaba la tablet y atrapandome en mis pensamientos.

-Mmm puedes acercarla más es que me da un poco la luz- le contesté con la intención de que acercara más la pantalla y por ende se acercara más ella.

-A ver, ¿aquí está bien?- me miró con cara de duda

-sip, ahí queda súper- y tú también quedas súper aquí, pensé.

Comenzamos a escuchar las canciones y ver los vídeos, me sentía muy tranquila estando ahí con ella cerca de mi, tal vez en ese momento yo estaba ignorando parte de lo que estaba escuchando porque solo podía pensar en besarla, vamos Amelia solo es un beso, pero cabe mencionar que yo nunca había dado un beso, imagínate mi nivel de nervios.

Sin embargo, me acerque un poco más, puse mi cabeza sobre su hombro y la tome del brazo para percatarme de si había sincronía o no. Ella tomo mi brazo también y yo sentí que tomó mi alma, voltee un poco hacia arriba para verla y poder por fin robarle ese beso que tanto estaba deseando. Nuestros labios se separaban por muy poco centímetros y la electricidad corría por mi cuerpo de nuevo, yo sentía que ella estaba en sintonía, estaba a nada de probar sus labios.

De pronto entro la señora Elena a la habitación, o sea su mamá, Elena se quedó de pie sin decir nada durante un segundo

-hola, chicas! Ya volví- nos dijo con una sonrisa

-no te escuché llegar- le respondió Luna

-supongo que tenían la música alta, pero bueno voy a la sala, les dejaré la puerta entreabierta porque está haciendo calor y por si necesitan algo- nos dijo la señora Elena

- Sí, está bien- le respondimos las dos al mismo tiempo.

Obvio que estaba haciendo calor a parte del clima ambiental, yo sentía mucho calor dentro de mi. Y la música no estaba alta, lo que estaba alto eran nuestros sentimientos.

Hubo un silencio algo incómodo entre Luna y yo así que rompí el hielo diciéndole que ya me iba porque se me haría más tarde. Ella agradeció que haya estado en su cumpleaños y nos despedimos dándonos un abrazo y un beso en la mejilla (ya que no se pudo en la boca).
Llegué a mi casa y como siempre comencé a platicar con ella hasta que una discusión rompió con mi tranquilidad, eran mi papá y mi abuela que estaban pelando por algunas cuentas, casi siempre peleaban por eso. Contexto: mis papás se habían separado un año antes de entrar a este nuevo ciclo escolar, y mi abuela se quedaba con nosotros por tiempos, a veces iba y a veces no, a veces se quedaba días o a veces meses, para ver qué nos hacía falta y tratar de cuidarnos. Mis hermanos más chicos que yo uno de 13 y la otra de 11, mi papá un ser noble que lo único que hizo fue enamorarse de la mujer equivocada: la separación de mis papás fue por una infidelidad de mi mamá, o al menos eso fue la gota que derramó el vaso como dicen. Ese proceso todos lo sufrimos a nuestra manera, mi mamá prefirió irse con su otro gran amor y dejar a mi papá, evidentemente ni mis hermanos ni yo nos quisimos ir con ella, pero a ella no le importó. Tampoco teníamos comunicación con ella, no queríamos remover el dolor que nos había causado y aunque hoy duele menos en aquel momento de verdad una parte de mi corazón desapareció, no digo que se la llevó porque ni siquiera le dí ese derecho pero si desapareció. En esa etapa todos estábamos dolidos, lastimados, nos sentíamos abandonados y tristes pero hablando de mi particularmente, preferí ahogar todo eso y hacerme fuerte para mi familia, no iba a permitir que se cayeran. Así que adivina qué, me hice responsable de todos ellos cosa que no debí hacer pero eran las herramientas que consideraba que tenía.

Entonces a raíz de todo esto de la separación, también hubo crisis económica en casa, mi papá no había trabajado mucho porque no estaba bien mentalmente y a nosotros no nos contrataban por la edad: a veces no teníamos para comer y mi abuela se ponía a vender ropa de segunda mano que las personas le regalaban, sacaba cuando le iba bien $100 y cuando no le iba tan bien solo $30. El caso es que ingeniaba la manera de hacer una comida y sacar dinero extra. Siempre le estaré eternamente agradecida. Así que ese es el contexto de mi casa y mi familia.

Ahora puedes tener una idea de porque con Luna sentía tanta paz y tranquilidad pero yo nunca pensé en volver a Luna mi rescatista, porque eso me llevaría a muchos problemas. La veía como un lugar seguro y una amistad que sabía que siempre estaría ahí, dándome ánimos y dándome tranquilidad.

Esa noche estaba reflexionando en lo que casi pasaba en casa de ella, estuve a punto de darle un beso, ¿Qué me pasaba? ¿En qué estaba pensando? Qué tal y perdía su amistad por eso, el problema no era tanto el que me atraía una chica porque en casa siempre me dijeron que el amor era amor no importaba el género, creencias o religión de la otra persona. Si sentía amor era amor y el amor no es una decisión.

Sin embargo, al ser la primera chica que me había atraído claro que tenía mil dudas y ella se estaba convirtiendo en mi mejor amiga, tampoco antes había tenido una mejor amiga así porsupuesto que no quería perder su amistad. Mi cabeza era un rollo de hilo enredado en ese momento y poco a poco fuí tranquilizandome, aceptando que solamente seríamos amigas y que no haría nada que pusiera en riesgo nuestra amistad. Nada en absoluto.

Durante la madrugada tuve un sueño donde estábamos Luna y yo en un parque mirando hacia un lado tomadas de la mano, se sentía muy real y se sentía como magia. Pero la magia termino cuando sonó la alarma, otro día más se asomaba así que a despertar.

Transcurrieron las semanas nuevamente, de verdad el tiempo volaba. Un día en la escuela cuando iba llegando ví a Luna y como siempre la iba a saludar pero está vez no estaba sola, un compañero llamado Herick (sí, con hache) estaba con ella, se veían muy alegres. Llegué y los saludé, me integre a su plática y poco después Herick se fué. Observe a Luna con un brillo en los ojos y mi estómago lo sintió, así que le pregunté:

-¿Te gusta Herick?-dije con toda la esperanza que su respuesta fuera un "no".

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