Bebés Tiburones

Continuación de "Salta el tiburon"

Jason se estremece al ver a Slade inspeccionar su embrague recién colocado. Dick, con su propia barriga todavía grande e hinchada por los huevos sin poner, es una presencia incómoda a su espalda, y Jason apenas escucha las palabras que le dicen al oído; los suaves canturreos y chasquidos que Dick está haciendo en un intento de calmar el dolor y el agotamiento que siente por la colocación. Sus ojos están completamente enfocados en ver las grandes manos con garras de su compañero correr sobre las todavía delicadas cáscaras de los huevos.

Se encuentra mostrando los dientes, silbando levemente mientras enrosca la cola un poco más fuerte alrededor de la pequeña pila de huevos acolchada en la arena. Los dedos de Dick acariciaron su espalda, sobre la áspera cicatriz de la mordida de apareamiento de Slade en su hombro, sus labios la siguieron. Jason no puede obligarse a inclinarse hacia el toque, no con sus nervios concentrados en los más mínimos movimientos de los dedos de Slade, pero no se aparta de eso.

No es culpa de Dick que no tenga las preocupaciones de Jason. Que él sabe exactamente quién engendró su nidada. Jason tiene ese recuerdo persistente de Dick tomándolo, llenándolo con su semilla solo una breve hora antes de que Slade apareciera en escena, derrotándolos y reclamándolos a ambos en una ráfaga de violencia. Su barriga había sido la que comenzó a hincharse primero, y aunque las probabilidades están muy a favor de que Slade también haya engendrado su nidada, todavía no puede evitar la pequeña duda persistente dentro de él de que eso puede no ser así. el caso.

Y si no lo hizo...

Jason sacude su cola con otro silbido suave, cubriendo los huevos a medias con una aleta como advertencia y protección a la vez.

Slade mira hacia arriba. Su expresión es complacida mientras retira sus manos, estirándose para pasar sus garras por un lado de la cara de Jason. Jason se inclina hacia el tacto, hambriento de consuelo a raíz de lo que acaba de pasar a pesar de sus preocupaciones. El toque es un rasguño suave, y Slade se inclina sobre los huevos para atraerlo a un beso, tarareando bajo en su pecho con el mismo tono complacido y satisfecho. Jason tranquiliza un poco, y no puede evitar cantar en voz baja en respuesta.

"Hermoso, Jason", complementa su pareja. "Lo hiciste muy bien. Están sanos".

Inclina su cabeza hacia la mano de Slade, relajándose un poco mientras su agotamiento empuja sus ojos a cerrarse. "¿Tiburones?" pregunta, obligándose a abrirlos para ver la reacción de Slade.

"Mmm". La otra mano de Slade se estira para trazar la aleta que ha extendido sobre los huevos. Todavía suave, apenas un rasguño de garras. "No hay forma de saberlo hasta que eclosionen".

Jason sacude su aleta para desalojar el toque, enseñando los dientes. Nunca ha llegado a ninguna parte en sus peleas con Slade, ninguno de ellos lo ha hecho, pero no le importa .

El tiburón sonríe, inclinándose para otro beso. Jason muerde, pero no con fuerza. Slade lame el rastro de sangre con una risa. "Si tienen la mitad de tu espíritu, serán tiburones sin importar cómo se vean. Descansa, muchacho, traeré comida para los dos".

Jason observa a Slade mientras retrocede, deslizándose fuera de su cueva con suaves movimientos de su cola, lo suficiente para impulsarse sin agitar demasiado el agua. Se pliega sobre la arena mientras la última sombra de Slade desaparece, finalmente dejando que sus hombros retrocedan al toque de Dick.

Dick se presiona contra él, curvando la cola alrededor de la suya tanto como puede, duplicando la capa de protección alrededor de sus huevos. "Observaré", promete, en voz baja y con un suave golpe de la palma de la mano en el costado. "Tiene razón, Jay. Descansa un poco".

Todavía hay una paranoia persistente, un impulso de permanecer despierto, de estar atento a cualquier cosa que pueda amenazar a sus hijos, pero no es suficiente para luchar contra su agotamiento. Sus ojos se cierran, y bajo el suave toque de una mano a lo largo de su costado, se queda dormido.