IV. Lirio de los Valles.

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Después de haber comido, Yin y Ru pasaron el resto de la tarde por la ciudad buscando lo que necesitaban para sus viajes al bosque.
En primer lugar, en la lista, ya tenían tachado el bate, la palanca (la cual fue descartada, por así decirlo.) y la fruta.
Lo siguiente para tachar en la lista eran las inyecciones de omalizumab, vendas, un mapa de la ciudad y el borde del bosque, una brújula y un mapa del interior del bosque.
Compraron otras dos inyecciones en la farmacia donde anteriormente compraron la otra y en esas dos inyecciones se fueron 440 Miuls, compraron 5 vendas y de ahí fueron 100 Miuls. Yin tachó en la lista las inyecciones y las vendas.
Con solo esas cosas vieron que el dinero podría acabárseles. 
Gastaron 110 Miuls en la comida. Por consecuencia tenían 350 Miuls restantes.
Entonces pararon sus compras y discutieron un poco sobre si ir con Gunter por otro contrato. Caminaban por las calles de la ciudad cuando un señor de la tercera edad se acercó a Yin y Ru.
-Oigan, niños, ¿de pura casualidad no habrán visto a mi mascotita? Es que el día antes de ayer por accidente se me salió de la casa y no la he podido encontrar. Se llama Angela y es... Bueno, mírenlo ustedes mejor. - Decía aquel viejito amablemente, pero con cierto grado de tristeza en su voz.
Después de decirlo, les pasó a Yin y Ru una hoja donde estaba inscrito abajo de una foto de la mascota:
"Se busca perrita disfrazada de estrellita.
Ultima vez vista: hace 3 días.
Responde al nombre de Angela. 
En caso de encontrarla, favor de no quitarle los saquitos de arena que tiene, le ayudan a mantenerse de pie." 
Yin y Ru leyeron el texto cuidadosamente, sin embargo, cuando Ru levantó un poco la mirada para ver la foto del "perrito" se horrorizó.
La foto que aparecía en la hoja era de la Estrella Anómala. La criatura que habían matado ese mismo día.
El patrón de estrellitas en el traje, la paleta de colores, el color de la arena de las bolsitas y el tamaño del animal coincidían totalmente con la criatura que estaba en su casa esa mañana. 
Tratando de no perder la compostura ni parecer espantado. Miró seriamente al viejito, con una sonrisa la cual le costó fingir y algo tembloroso, tratando de no soltarse a llorar en medio de la escena, dijo:
-Tranquilo señor, si llegamos a verla, lo primero que haremos será salir a buscarlo a usted. - 
Ru dijo eso de una forma algo apresurada.
El señor, amablemente sacó de su abrigo 2 caramelos. 
-Muchas gracias niños, es bueno saber que aún hay buena gente en medio de esta desgracia, aunque ya estamos acostumbrados, ¿No? - 
-Jajaja, si, totalmente señor. - Respondía Yin. 
-Bueno, hasta luego muchachos. - Decía el viejito mientras se alejaba por donde había venido.
Ru, viendo el caramelo en su mano, esperó eufóricamente a que el señor se escondiera tras la curvatura de la acera donde estaban para soltarse a llorar descontroladamente.
Yin, quien a pesar de haber visto la foto no reconoció a la Estrella, se asustó un poco al escuchar y ver a Ru llorando de esa forma.
- ¡¿Ru?! ¿¡Por qué lloras!? No te preocupes, perritos se pierden a diario y casi siempre vuelven con su dueño, ¡no te deprimas Ru! - Decía un poquito alterado Yin, intentando calmar a Ru.
Ru, en medio de su llanto, se dio cuenta que Yin no sabía sobre la mascota, entonces para evitar que Yin se sintiera igual de horrible que él, decidió no contarle.
-Tienes razón Yin, ojalá, Angela, vuelva con el viejito- Dijo Ru, tratando de calmarse, pero al pronunciar las ultimas 6 palabras, sintió asco, repulsión y estuvo a punto de volver a llorar.
Después de un rato que estuvieron ahí, detenidos, decidieron que era momento de continuar.
Pero Ru tenía un plan en mente. Convencer a Yin en ir con Gunter por otro contrato, pero que no vaya Yin, que el antes mencionado, se quede en las calles de la ciudad comprando con lo que tenían, lo más que pudiera. Así, Ru podría confrontar a Gunter y preguntarle la razón por la que le ofreció aquel contrato sobre asesinar un pobre perro perdido. 
Ru, en lo más profundo de su corazón, quería que la razón fuera algo simple como falta de información sobre la criatura o una confusión. No podía imaginarse que hizo contrato con alguien tan despreciable que le pone precio a la cabeza de un perro. 
Después de caminar un ratito con Yin, Ru puso su plan en marcha. Primero era convencer a Yin sobre el contrato.
-Yin, al parecer el dinero no nos alcanzará, o quizá sí. En un todo, quisiera ir con Gunter a revisar sus contratos y ver alguno que consista en algo menos horroroso y algo más sencillito, ¿te parece? - 
- ¡Claro que me parece! Como alguna vez escuche de los ancianos de esta ciudad. "Mas vale prevenir que lamentar". Vayamos en este instante con Gunter por un nuevo contrato, obviamente, menos horroroso y más fácil, mucho más fácil. - 
-Me encanta ese entusiasmo Yin, pero para gastar menos tiempo y en su lugar, aprovecharlo aún más, pienso en que yo podría ir con Gunter a revisar los contratos e incluso, si se puede, "reservar" uno para venir contigo y revisar si nos conviene. Y tú, podrías ir con un cartógrafo a preguntarle sobre los mapas y la brújula, si te alcanza para algo, cómpralo y ya después volveremos para comprar el resto. - 
-Oh... Bueno, Ru, aunque me pesa el estar solito estoy de acuerdo contigo, lo mejor será economizar el tiempo ahorita. ¡Muy bien Ru, irás a revisar los contratos y yo estaré con el mejor cartógrafo de la ciudad! - 
-Muy bien Yin, tratemos de encontrarnos aquí cuando acabemos de hacer lo que tenemos que hacer, ¿de acuerdo? - 
-Entendido, ¡nos vemos en un ratito Ru! - 
Al terminar de decir eso, Yin caminó rápidamente en camino al cartógrafo que menciono.
Y Ru, finalmente dejó de fingir estar totalmente tranquilo. Ru, empezó a caminar hacía el cine, con cada paso que daba, podía sentir el latir de su pobre corazón espantado por la revelación que tuvo. Mientras caminaba y caminaba solo, una helada brisa lo golpeó suavemente sacándolo de sus pensamientos un poco. Pero segundo después volvió a caer a la prisión que era su imaginación en ese momento. Pensaba constantemente en la probabilidad en que Gunter estaba consciente sobre lo que era aquella "estrella" del contrato. Cada vez que ese pensamiento se plasmaba en su mente sentía náuseas y su corazón se aceleraba.
Cuando de repente, sin darse cuenta estaba en la entrada del cine.
Al ver el gran cartel del establecimiento que mostraba las películas locales sentía el retumbar de los latidos de su corazón haciéndose cada vez más fuertes y rápidos. Estaba a escasos metros de saber si Gunter era alguien de fiar o un enfermo sin alma.
Estuvo en la entrada calmándose y agarrando valor. "¿Por qué cazaría un perrito? Suena estúpido." Pensaba para sí mismo Ru. 
Después de estar unos cuantos minutos entre el sí y el no, decidió entrar y confrontar a Gunter.

Yin y RuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora