VIII. Amapola Blanca.

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Lemi era enorme. Era tan alta y ancha como un complejo de apartamentos. Los colores que llenaban su inmenso follaje eran brillantes. Rosa, morado, lila y azul eran los pigmentos que estaban en sus hojas y su tronco era de un café claro. Flores se generaban desde la nada en el aire, algunas caían directo al suelo, de forma evidente danzando y dando vueltas por el aire, pero la mayoría volaban a la distancia, alejándose de Lemi.

Yin, quien recién se había levantado del suelo, cayó de rodillas ante Lemi. De sus ojos brotaron lágrimas provocadas por una mezcla de sentimientos. Sin tener en claro su objetivo actual, Yin se apoyó sobre sus manos y empezó a gatear en dirección a Lemi. Gateó y gateó hasta que llegó a la base del tronco, una vez llegado abrazó a Lemi con tristeza. Gimiendo y llorando esperando a que alguien escuchara sus sollozos. Se lamentaba el haber dejado solo a Ru con Gunter. Lágrimas recorrieron sus mejillas, posteriormente sus brazos, sus manos y dedos hasta llegar al tronco de Lemi.

El suelo empezó a resquebrajarse y a tornarse blanco, Yin se asustó al ver este suceso, por esto mismo soltó a Lemi y notó que sus lágrimas estaban en las puntas de sus dedos. Inmediatamente recordó el cómo se "activaba" Lemi. Intentó escapar, pero fue en vano. El suelo se quebró. Yin cayó a un vacío misterioso con un destino impreciso.

Por otro lado, Ru y Gunter estaban posicionándose para atacarse mutuamente, para luchar por el futuro de Vilatya. No obstante, Gunter, burlonamente sonrió y de forma fugaz le dio un porrazo a la barrera.
- ¡No, maldito! - Gritaron Ru y Dante al mismo tiempo.
Gunter solo se rio desgraciadamente, con carcajadas malvadas y expresiones faciales dignas de un enfermo. Mientras éste se reía, la grieta en la barrera crecía hacía el cielo, creció hasta tocar la luna. Unos segundos después de esto, ésta se volvió de color carmesí, de misma forma la grieta. Otro par de segundos después todo el cielo nocturno se tornó del mismo color. Empezó a parpadear paulatinamente, posteriormente tal cual vidrio se rompió.
Pedazos de cielo empezaban a caer precipitadamente y con agresividad. Ru, admiraba con temor el cielo roto. Sin embargo, Swilf detectó una amenaza contra la integridad de su portador, como resultado, la daga dejó de forma algo brusca su pata para rasgar agresivamente la tierra donde Ru se encontraba parado, abriendo un tipo de portal. Ru cayó por éste mismo.

Desconcertado, aturdido y tirado en el suelo de otra ubicación, cerró sus ojos debido a una gran nube de polvo que se levantó en el aire. El cúmulo se disipó después de haberse sacudido un poco y pudo abrir los ojos de nuevo, notó tirada en el suelo a su daga e inmediatamente la agarró con su pata derecha.
-Ay dante. ¿Qué le hiciste? - Preguntó con tono preocupado.

El portal por donde había caído se empezaba a cerrar, sin embargo, Gunter lo atravesó rápidamente antes de que éste se cerrara.
Estaba decidido a acabar con Ru.

Instantáneamente la daga flotó e hizo otra ruptura en el suelo bajo su dueño, abriendo otro portal y así mismo, Ru cayó por este.
Gunter cayó al suelo, exactamente a lado del nuevo portal. Lo miró y soltó una pequeña carcajada maniática.
Se tiró por éste, continuando con su persecución.

Ru salió del portal, pero no salió tirado en el suelo, sino parado en sus cuatro patas.
Notaba caos a su alrededor, destellos de luces mágicas, gritos e incluso, pequeñas gotas de sangre en el piso.
Éste mismo se asustó al escuchar un estruendo bastante fuerte, por reflejo, empezó a correr a lo largo de la calle que tenía enfrente de él. Mientras, Gunter cruzaba el segundo portal.
Perdió parcialmente de vista a Ru, pero rápidamente reconoció su anaranjado pelaje y el verde salvaje de las hojas de Swilf.
Corrió en dirección a Ru, disfrutando de forma enferma la persecución.

Mientras ambos corrían por aquella calle larga, se dieron cuenta de algo en el ambiente. Miraban casas, algunos autos, ropa tirada en el suelo, pequeños incendios provocados con magia, algunos libros y trozos de cristal carmesí. Trozos de la barrera, ahora destruida. Estaban atravesando la avenida principal de Vilatya.

Yin y RuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora