Prólogo

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No sé exactamente el por qué desde que tengo memoria he estado conciente, conciente del multiverso, conciente de la existencia de esas otras yo, generalmente no he tenido problemas con eso, existimos en sincronía y armonía, la mayor parte del tiempo; compartimos datos, experiencias, cosas que simplemente son curiosidades o que incluso podrían acabar con uno de los universos en dónde habitamos o alguno otro dónde nuestra existencia sea nula, incluso como salvarlo ante algunas circunstancias, pero claro si podemos hacer algo al respecto dependerá totalmente que tan influenciadoras somos o si tenemos cierto poder, el cuál puede ser de cualquier tipo, multiverso infinito posibilidades infinitas.

Nunca había tenido mayor problema al respecto, es más resolvíamos problemas de nuestros universos, incluso algunas cambiaban de lugar, hacian viajes temporal e interdimensional, en cambio yo nunca había tenido la necesidad de hacer alguno de ellos, incluso no siempre me comunicaba con las demás, después de todo ¿Por qué necesitarían saber una vida común?, Ellas estaban inmersas en diversas aventuras, si les ayudaba y viceversa, pero en realidad nunca fue nada fantástico, solo era la amiga del grupo con quién puedes hablar en busca de consejo o consuelo.

A pesar de todo mantuve conversación con otra variante de mi, siempre la escuché mayor que yo, aunque no me preocupe mucho por eso; sus aventuras eran de ciencia ficción, ayudaba a un gran científico, varias veces me ofreció que los ayudará o que les visitara, me negué, ya que nuestros recuerdos se funcionarían y no sabríamos quien es quien al cabo de unas horas, o tal vez si, no lo habia comprobado, pero a más de una le pasó, además ocurría al cambiar, podía ser tanto en contra o a favor, más de una tuvo problemas de identidad por eso, así que con escuchar al final del día me alcanzaba.

Al pasar los años, pude notarlo, ella poco a poco comenzó a amar al científico o poco a poco descubrí que lo amaba,  y aunque no lo dijera era obvia la correspondencia, ocasionalmente le molestaba con eso, sin darme cuenta mi voz sonó similar a la suya, mis veinte, fue cuando nuestras voces se entonaron, una pregunta me había pasado por la cabeza los últimos meses ¿Siempre se escuchó así?, no quise aclarar su edad por respeto, pero siempre tuve curiosidad.

De entre todas las demás era la única con la que hablaba casi a diario, su vida era mi telenovela o drama interminable, al menos así debía ser, la última vez que hablé con ella fue a través de una computadora, extrañamente; la había hackeado al parecer, pero la recepción no era demasiado buena, no pude entender del todo lo que dijo, pero sé que estaba por su cuenta y estaba en peligro.

Quise ir, por primera vez quise ir a otro universo a pesar del riesgo, eso no me importaba en ese momento, pero ella no me dió sus coordenadas a pesar de rogarle casi entre sollozos, simplemente  me repitió: "Una somos todas y todas somos una", lo repitió una y otra vez hasta que se cortó aquella conexión de manera abrupta. Día tras día, semana tras semana, lo intente, intente contactarla, incluso le pedí a las demás que lo intentarán, pero no hubo éxito, solo pudimos sospechar lo peor, nunca antes había tenido que pasar por aquella situación, incluso intente ir, pero sin sus coordenadas, o si quiera las del cuadrante dónde estaba terminaría perdida en el multiverso, por lo que solo me quedaba aceptarlo y seguir con mi existencia, a no ser que su ausencia afectará algo,  ninguna yo podría hacer mucho.

Era cualquier otro día en mi rutinaria existencia, después de un año de que ella no respondiera de vuelta, un año sin escuchar sus locas historias e hipótesis; me encontraba buscando trabajo, al menos lo intentaba, era una recién titulada y no quería perder alguna posibilidad de una buena oportunidad para alguien sin mayor experiencia más haya de lo aprendido, y vivido en su servicio; me encontraba descansando después de pasar toda la mañana entregando solicitudes y asistiendo a diversas entrevistas, algunas buenas, otras de las que no me quejo, y otras de las cuales ni hablar.

Sabía de la reciente tensión entre los países, debía saberlo, las noticias me ayudan a mantener los pies sobre mi tierra, al menos lo hacían; México era un simple espectador de las problemáticas entre los países, al parecer era de los pocos que quería mantener la paz, si bien Estados Unidos  quería meterse a cazar narcos al país el presidente no lo permitió, y en general no fue una gran disputa ya que después de todo había problemáticas más grandes.

No me imaginaria que aquel día de primavera vería algo que tan solo al comenzar a notarlo alertaría a todos los individuos a mi alrededor, las alarmas no se hicieron esperar cuando todos comenzaron a correr tratando de alejarse de aquella zona, pero yo solo me quedé ahí, perpleja de lo que veía, no era seguro, aún así aseguro que eso parecía una bomba, la tenía sobre mi cabeza, la veía acercarse cada vez más y justo cuando creí que me aplastaría brutalmente, simplemente sentí que caí como si el suelo me tragara perdiendo el conocimiento en el proceso.

MULTIVERSO Rick & MortyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora