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Colocó la púa en el disco y en poco tiempo comenzó a sonar la música.

Una guitarra, un bajo y un piano se hicieron presentes, creando una maravillosa sonata que resonaba en la habitación. Fue hacia su biblioteca y con sumo cuidado tomó un libro, uno que apreciaba mucho.

Pasó su mano por sobre la portada y delineó con sus dedos el título.

El Alquimista por Paulo Coelho

Regresó por dónde vino, tomó asiento y se dispuso a continuar con su lectura.

Wise men say... —comenzó a cantar a la par de la voz que salía del tocadiscos. — Only fools rush in... But I can't help falling in love with you. Shall I stay?...

Era sin duda, su canción favorita.

Haber pasado las vacaciones de verano en lo de su tía Andrómeda fue, sin duda, la mejor elección de su vida.

Fue precisamente después de bajar del expreso de Hogwarts hacía la estación 9¾ que su madre lo había recibido con la noticia de que ambos irían a pasar las vacaciones con su hermana. Draco había entrado en pánico pensando que por alguna extraña razón, su tía Bellatrix había logrado huír de Azkaban. Pero su madre lo tranquilizó explicando que Bellatrix seguía presa y que Andrómeda era de quién se refería.

Y aunque en un principio estaba renuente, terminó pasándolo de lo más fascinante en Londres Muggle.

Pudo conocer los clásicos universales del mundo muggle, los tocadiscos, las bicicletas, los teléfonos, los aviones, los automóviles y mucho más. Pero sin duda lo que más amó fueron los libros y los tocadiscos, eso hasta que su tía le regaló una cámara por su cumpleaños.

—Feliz cumpleaños, atrasado — había dicho con una hermosa sonrisa.

También tuvo la oportunidad de convivir con su prima Nymphadora Tonks, quien tenía 19 años.

Y a pesar de ser una amigable Hufflepuff, vaya que tenía carácter. Pero aún así logró crear un vínculo especial con ella.

Ninguno de los dos quería despegarse del otro y constantemente, Nymphadora le solía decir que tenía una carita muy adorable pero que tanto gel en el cabello la arruinaba, así que cada que podía lo despeinaba.

El día en que regresaría a Malfoy Manor, había resistido las ganas de llorar. Extrañaría la libertad que se le fue dada en la casa de su tía, extrañaría también a su prima. Y para sorpresa de Narcissa, también extrañaría a su tío Ted, a quien le cogió cariño después de enseñarle el mejor deporte del mundo... El fútbol. Que por mucho, era más justo que el Quidditch.

Pasó gran parte de sus tardes jugando junto a Ted y otras muchas tomando fotografías de todo lo que veía.

—Para recordar — había dicho.

Volviendo a la realidad prosiguió con su lectura.

Faltaban dos días para regresar a Hogwarts y estaba realmente nervioso, tenía muchas disculpas que dar y enmendar muchos errores, pero lo haría, arreglaría el mal que había hecho.

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