En el duodécimo día lunar, justo en medio de la noche, el viento gélido soplaba sobre las copas de los árboles y la luna se cernía sobre el paisaje, arrojando una escarcha desolada.
Tan pronto Yang He se acercó, Ji Yao recuperó sus sentidos y, al ser consciente de su terror, cayó al piso, retrocediendo mientras se arrastraba para alejarse. Yang He lo miró impasible, sin siquiera decir una palabra, bajo un ambiente tensó y gélido. Fue hasta entonces que Ji Yao desvió la mirada, como si no supiera hacia donde ver, y su rostro palideció.
Después de unos momentos, Yang He escuchó la voz temblorosa de Ji Yao.
—Y-Yo juro que no vi nada.
Yang He no respondió.
Finalmente, la espalda de Ji Yao chocó contra una roca, sabía que ya no había escapatoria. Sostuvo la orilla de su ropa, nervioso y murmuró con una voz lastimosa, casi como un sollozo:
—Señor eunuco [1]. No diré nada, no me... no me mate.
Yang He sonrió suavemente.
—¿De qué habla Su Alteza? Usted posee un estatus noble, como podría este humilde sirviente atreverse a cometer tal crimen.
Se agachó para luego sostener la muñeca de Ji Yao, cuya apariencia temblorosa lo hacía lucir desolado y temeroso. Apenas Yang He soltó su agarre, Ji Yao cerró sus dedos.
Yang He tenía la tez clara y sus dedos eran delgados y suaves, helados después de haber estado en agua fría, sin embargo, no se veía como la mano que acaba de asesinar a alguien.
—El suelo está frío, Su Alteza, levantase—habló con tono suave.
Después de unos momentos, Ji Yao aceptó su ayuda y se puso de pie.
Yang He no lo soltó, sujetó la mano de Ji Yao y caminó junto a él como si nada hubiese pasado mientras hablaba.
—¿Qué está haciendo aquí en el medio de la noche?
Era como si nada hubiera pasado.
Ji Yao lo siguió paso a paso, aunque era joven, su altura apenas alcanzaba el hombro de Yang He, mientras que su voz era tenue como la de un mosquito.
—Es que... tenía mucha hambre y no podía dormir, así que salí a buscar algo de comer.
Aunque ya conocía la respuesta, Yang He preguntó:
—¿Y dónde está su madre? ¿Por qué no fue directamente al palacio?
Ji Yao presionó sus labios, negándose a responder. A lo que Yang He continuó.
—En ese caso, le buscaré algo de comer.
Ji Yao levantó la mirada. El joven eunuco era delgado, con un cuello pálido y grácil, tanto que podría arrancarlo si usaba la fuerza. Y dijo:
—¿De verdad haría eso por mí?
Yang He se detuvo para luego alejarse, a su alrededor había más guardias patrullando.
—Su alteza, espere aquí un poco, este servidor irá a traer comida.
Ji Yao volvió a sostener los frágiles dedos del contrario y alzó su rostro como un asustado e indefenso niño.
—¿El señor eunuco volverá?
Yang He miró su mano y apretó los dedos, sonriente y respondió.
—Sí, lo haré.
Solo entonces Ji Yao lo dejó ir, mirando como la espalda esbelta del eunuco se alejaba hasta desaparecer. Lentamente, estiró su mano derecha, viendo una pequeña pieza de hierro en la palma de su mano de bordes filosos y sobresalientes. Este era un fragmento que Ji Yao escondió antes cuando rompió una farola del palacio.
Fue en ese instante que Ji Yao se encontró accidentalmente con el cadáver que Yang He ahogó.
Si bien era cierto que no podía dormir y que tenía hambre, Ji Yao se escapaba seguido en las noches, cuando no podía conciliar el sueño, pero jamás esperó encontrarse con Yang He.
Fue impresionante atestiguar cómo Yang He hundió el cuerpo sin cambiar su expresión en ningún momento. Entonces, Ji Yao recordó la expresión asesina de Yang He, sus hermosas manos presionando el cuello de la víctima que luchaba por respirar, salpicando por todas partes, haciendo que los finos dedos se vieran claros y puros como una rareza de jade.
Incluso era más hermoso que la querida horquilla de su Madre Concubina.
Aunque era una pena que no pudiera compararlo, ya que la horquilla fue destruida en uno de los ataques de locura de su madre.
El lugar permaneció tranquilo, sin nadie alrededor, así que Ji Yao se puso de cuclillas, despreocupado, y se ocultó en las oscilantes sombras de los árboles. Al abrir el agarre de su mano, dejo caer la pieza de hierro, la cual golpeó el suelo con un sonido nítido.
Ji Yao la observó fijo, antes de morder los dedos curvos de su mano en un acto inconsciente. Al final una sonrisa se extendió en su rostro.
.
Notas de traducción:
[1] 公公 - Es importante aclarar que este honorífico es usado para padrastros, suegros o eunucos. No hay traducción exacta por lo cual la cambiaré dependiendo el contexto. En este caso será "señor eunuco" pero una vez Yang He se presente lo cambiaré a "eunuco Yang" en capítulos posteriores.
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【不想了】No volveré a extrañarte
Historical FictionQuería criar a un pegajoso cachorrito[1], pero resultó ser un perro loco. Príncipe x Eunuco (uno realmente hermoso). El Shou ha renacido un año después de que empezara el drama de su vida pasada. Uno finge ser bueno, y el otro finge ser gentil. Un...