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Espero con nerviosismo la llegada de mi Amo. Nuestro amigo de toda la vida, David, siguió las órdenes establecidas de mi Amo y señor Rafael. Lavó mi pelo, aseó mi cuerpo con agua y jabón de coco. Secó los cabellos con el secador y los peinó con las yemas de sus dedos. Para concluir, me perfumó con una fragancia parisina y me llevó a mi habitación.

Los dispersos candelabros y velas rojas ofrecían una iluminación tenue a la estancia, en un extremo de la sala se sitúa un sofá chester de piel de vacuno rojo cuidadosamente acolchado. A la izquierda, pegada a la pared, se extiende una estrecha pero larga mesa que albergaba los instrumentos que harían realidad mis más oscuros y ansiados deseos. Una alfombra redonda cubre parcialmente el suelo oscuro de la habitación.

En la pared del fondo, se sitúa nuestra cama matrimonial con dosel de madera oscura y visillos blancos recogidos a cada lado. La cama esta vestida con sábanas de satén rojo que ocultan las almohadas individuales.

-Espera aquí. Me dijo.

David se acercó a la mesa y trajo consigo una serie de tiras de cuero negro con hebillas. Se arrodilló ante mi cuerpo desnudo y me las colocó en los tobillos y en las muñecas.

Todo por ti Donde viven las historias. Descúbrelo ahora