𝓔𝓵 𝓪𝓻𝓸𝓶𝓪

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Suspiros, jadeos y gemidos podían escucharse dentro de alguna habitación en los edificios donde los estudiantes descansaban.

Era un fin de semana para el descanso de los alumnos, y en los dormitorios de los cursos de tercer año, un chico de mayor estatura que parecía disfrutar a gusto la mañana con una felina de menor altura.

Y es que no todos los días obtenías la oportunidad de poseer en tu cama a la popular Blaze The Cat

"Ngh, no vayas... a dejar marcas, idiota"

Las reglas eran simples para los chicos que se acostaban con ella: prohibido buscarlo en la semana fértil, no aceptaba marcas ni mordidas en su cuerpo, el importante uso de los preservativos, no divulgar los sucesos y por supuesto, no decirle nada a su novio.

Si, eran pareja, todo el mundo lo sabía.

Pero a la morada no le gustaba tanto la idea de estar atada a una sola persona, ella prefería ser más liberal, experimentar en todo el sentido de la palabra.
Y experimentar era una palabra corta y más sofisticada para decir que lo engañaba.

Al principio aceptó la propuesta del azulado sólo porque tenía la intención de burlarse cuando le terminara rápidamente, pero quiso probar un poco antes de desecharlo, por lo que estuvo con él hasta el momento en que follaron  siendo la primera vez de ambos.

¿Y qué podía opinar?

Lo que tiene de bueno para ser un nerd lo tiene de bueno para coger.

Ciertamente aborrece a Sonic más de lo que lo quiere, pero ya se habían declarado novios por lo que lo tomaba como un consuelo, ya sea para sus días de celo.

Ella creia que no era el indicado pero lo aceptaba al joven como su novio, razón por la que le era casi imposible de separarse aunque quisiera.

El hecho de que le prohibiera al de púas azules morderla o dejarle marcas,le daba la posibilidad de no estar atada por completo a él, por lo cual podía entregarse a otros chicos; y mientras su pareja no se enterara, ellos nunca terminarían. No salía perdiendo.

Su idiota nerd era sumamente ingenuo además de ser un perro faldero, siempre le hacía caso sólo a él y no aceptaba los comentarios de nadie más si en esos involucraban de manera negativa a su persona.

Llevaba esa infidelidad tentadora desde hacia 5 semanas. ¿Porque pararía ahora?

Blaze POV

Volvía a los dormitorios, necesitaba descansar en su cama, ya estaba agotada.

Apenas entre al edificio, camine por el pasillo cruzando la sala, estaban los extras pero a mí  poco me importaba, iba a dirigirme a las escaleras cuando escuchó un llamado.

Gruñí con fastidio, ¿por qué tiene que ser tan molesto?

"Blaze, que bien que te veo. ¿Dónde has estado?"

"Nada que te interese. No eres mi madre o mi padre"

"Pero.. tenía planeado almorzar contigo hoy, creí habértelo dicho ayer."

Sonic POV

Al acercarme un poco más pude percibir el aroma leve a alguna fragancia diferente en ella pero era opacada por la intensidad del perfume que llevaba Blaze, algo que me extrañaba, ya que ella no era de usar aquellos frascos con un olor potente.

"Bien. Lo olvidé, ¿ok?. No es para tanto, pasamos más tiempo juntos de lo que no, déjame disfrutar mi momento a solas"

"¿Desde cuándo usas perfume?"

"¿Que? ¿Está prohibido acaso?, ¿tienes algún problema? ¿Viniste hacía mi sólo para interrogarme, Sherlock?"

Lo que ya se imaginaba pero menos quería era que le respondiese bombardeándolo con preguntas.

No era la primera vez que la peli morado actuaba a la defensiva, pero a Sonic no le gustaba la idea de pelear por un malentendido, y si no se disculpaba rápido era posible que su pareja lo amenazara con terminar la relación. Algo que definitivamente no deseaba.

"¡Lo lamento,Amor! ¡No quise causar una confusión con mi pregunta, tan sólo se me hizo raro pero no te estoy cuestionando, sabes que te amo, por eso discúlpame!"

A todo lo que dijo, lo único que recibió del contrario fue un chasquido de lengua.

Vio como la chica se alejó a pasos apresurados del lugar, despidiéndose con un "no vuelvas a joder, Sonic".

Hace apenas minutos que la había encontrado después de buscar mucho y ya la volvía a perder de vista.

Los presentes en la sala sólo fueron espectadores más no decidieron involucrarse, la mayoría prefería no meterse en la vida privada y una minoría ya estaba consciente de lo tóxica que era aquella relación desde el primer día de clases y es que aunque sintieran pena por el chico.

Era imposible hacerle entender su situación, hacía de la vista gorda y seguía amando a la felina.

Era simplemente para ellos, un caso perdido.

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