3.2- Martha
Estar en casa de Sofía era revitalizante, mi mejor amiga y yo siempre hemos sido inseparables desde la universidad y siempre venía cuando necesitaba estar lejos de las responsabilidades, a veces necesitaba mi espacio y este era uno de mis santuarios cuando eso pasaba, ser mamá, esposa, empleada y mujer era sumamente difícil y a veces se nos hace cuesta arriba.
-¿Qué tienen pensado para hoy? -me pregunta Sofía, sacándome de mi ensoñación
-Me tocó planear a mí esta vez, así que iremos a cenar y luego al cine en el restaurante chino nuevo de la ciudad- le comenté y sonríe sin mostrar sus dientes.
-Cuando tenga un esposo quiero que sea como Miguel -respondió soñadora, cambiando de tema.
-Claro que lo vas a conseguir, nena- me expresé positivamente.
Mi amiga Sofía es hermosa, de caderas anchas y ropa más ajustada que la mía, abdomen plano por el gimnasio, era de piel morena y cabello liso color rojizo de ojos oscuros, era muy atractiva, pero con una suerte fatalista en el amor.
-No sé, Martha -respondió triste -quiero una relación seria con un buen esposo y económicamente estable, no quiero sobras - dijo eso último con dientes apretados y algo de rabia brillando en sus ojos.
La observé atenta a sus palabras, hace unos años salió con un hombre casado, no dio muchos detalles, pero me aseguró que eso se había acabado casi cuando comenzó, que era todo un imbécil y le creí. Mi amiga se merece algo mejor que como dice ella "las sobras" nunca me gustó eso de que saliera con un hombre casado, pero no era mi vida solo pude aconsejarla hasta donde pude.
-¿Qué pasó con el chico con el que salías? -le pregunté tratando de recordar su nombre y no lo recordaba o no me lo había dicho o yo estaba muy olvidadiza últimamente.
-Quise algo serio y se espantó, como todos-agregó melancólica y molesta.
-Los hombres son unos idiotas- la apoyé.
-El tuyo es un sol -agregó ella, es cierto, Miguel era la excepción a la regla de los hombres idiotas, aunque, tenga sus fallas y me gustaría que me ayudara más en algunas cosas, pero Sofia piensa que exagero.
-No me quejo, Miguel es el mejor esposo que pude conseguir- estuve de acuerdo con ella.
Miguel es un poco más alto que yo que mido metro setenta y dos, es de cabello color oscuro y de ojos pequeños color miel, le gustaba ejercitarse antes de tener a Diego, tiene un mentón fino y poco barba por no decir que ninguna, tiene una nariz ancha y labios finos, no es una lindura de hombre, pero siempre esta presentable, usa colonias que llaman la atención, usa trajes para ir a su trabajar de contador, últimamente usaba su cabello un poco más largo que antes y era muy atento, como estas cosas que hacíamos una vez al mes.
Fue su idea las citas de una vez al mes, algo para avivar la pasión y al final de la noche es como un león salvaje, me gustó su iniciativa para no caer en la rutina así que una vez al mes nos turnamos para decidir a dónde ir y que hacer, aunque van tres meses en las que yo decido porque a Miguel no le da mucho tiempo organizar todo.
-Me voy amiga, quiero estar lista para mi cita con Miguel- le avisé cuando me terminé mi café.
-Yo me encargo de Diego, no te preocupes - adoro a ese pequeño.
Como no tenía padres mi única familia eran Miguel y Diego, Julio mi jefe y, Sofía mi mejor amiga desde siempre. Mis padres murieron en un accidente de carro, me crie con mis abuelos paternos que murieron hace dos años, gracias a Dios murieron de causas naturales y casi al mismo tiempo dejándome una pequeña herencia que puse en un fideicomiso para diego cuando cumpliera la mayoría de edad.
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La debilidad del mafioso
RomanceMartha tiene una vida feliz con su esposo y un hijo precioso, deciden renovar sus votos matrimoniales e irse de luna de miel por segunda vez, pero no todo es lo que parece y Martha cae en su realidad de golpe cuando su esposo se pierde en el mar y n...