Melanie Castillo llendo retrasada a su práctica de voleibol, esperando en semáforo le sucede lo que menos creería que pasaría...
mira la historia para saber que más sucede.
[En proceso] [Actualización en cualquier momento]
Me estaba alistando junto a Olivia para irnos, ella estaba dormida aún, la había levantado antes pero se había vuelto a dormir, por lo que me tocó echarle agua. Ella se levantó y fue enseguida arreglarse pero sin antes quejarse durante diez minutos.
-Vamos boba, ya estoy lista-Me avisó mientras abría la puerta del auto
-Si señora de Paez-Ella sólo rodó los ojos-Te recuerdo que tenemos que ir por Sira después de entrenó-Ella asintió y arranqué el carro. Cuando llegamos un semáforo, el mismo el cual se sucedió todo me llegó un mensaje de Pedri.
Mi atropellador💓
Princesa Fosforito, te recuerdo que está noche iremos a cenar. Ponte más bella de lo normal. Te amo.
Yo también te amo gordo, ya te quiero ver.😽
Yo iguaaaal. 😩
[...>>>>>...]
Estaba en mi habitación buscando la ropa que me colocaría el día de hoy, me encontraba estresada, no sabía que vestido escoger, tenía una gran indecisión, es que para escoger un atuendo me demoró casi un año, aunque al final terminé escogiendo un vestido negro, algo sencillo, pero que combina con todas las ocasiones, lo había comprado hace tiempo pero no había tenido la oportunidad de usarlo hasta ahora.
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Mi atropellador 💓
Paso por ti en 20. De paso me presento bien A tus padres.
Dale gordo, aunque sin Ideas locas por favor.
Sabes que es imposible, Tu haces locuras en mi Mente.
😽😽.
Ese mensaje hizo que me estremeciera, estaba ansiosa. Nada más me retoque un poco el rubor y me deje un maquillaje natural como siempre, ya que no soy muy fanática de este.
Sentí que el timbre de la casa sonó, por lo cual baje corriendo como una nena pequeña, me encontré con mi padre abriendo la entrada de la casa, mientras me encontraba a un Pedri feliz.
—Buenas noches señor—Saludó el joven canario extendiendo su mano derecha hacia la de mi padre, el cual aceptó con gusto—Mi nombre es Pedro González, un gusto
—Marcos Castillo, el gusto es mío—Respondió mi padre—aunque bueno, dejémonos de formalidades ¿Eres el novio de mi hija cierto?
—¡Papá!—Le interrumpí saliendo del muro el cual estaba escondida, el joven canario sonrió al verme.
