|SHOWER| 2.0

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-Entonces...¿Vas a llegar tarde hoy del trabajo, no?

San suspiró, cansado y más que nada estresado pues no ha podido dormir realmente bien desde hace ya unas semanas por la firma entre el jefe de la empresa de Hongkong y la suya.

Habían sido días llenos de documentos, legalidades y tratos entre los dos para que llegaran a un acuerdo. Y este día iba a hacer un viaje hasta HongKong para dejar todo en su lugar. Su vuelo de regreso sería largo por lo que se tomaría un descanso de por lo menos una noche allí y tomaría por la mañana otro vuelo para volver, al llegar a su hogar se quedaría en cama hasta el próximo milenio.

-Sí, el vuelo sale en quince minutos - observó la hora en el reloj sobre su muñeca derecha - no te preocupes, si surge un problema. No dudes en llamarme aunque sean las tres de la madrugada ¿Bien? Odiaría si algo te pasa por mi culpa, prefiero perder mis horas de sueño si a cambio tú estás bien.

Wooyoung simplemente escondió su rostro en el pecho de San, deseando quedarse entre esos brazos fuertes por toda su vida, y que al alzar la mirada se topara con esa mirada de luna llena. Tan cálida y hermosa.

-¿Seguro que no quieres llamar a tu madre para que te haga compañía en la casa? - San le susurró a su oído con esa voz grave que tenía, mordió sus labios porque, dios, escucharla tan cerca de él era un dulce afrodisíaco - No me gusta que te la pases tan solo sin que tengas a alguien con quien hablar.

-Estaré bien San, mi madre vino justo ayer. No quisiera estarla haciendo viajar a cada rato, ya es una mujer mayor y aunque parezca una adolescente en plenos quince años, debo cuidar de ella.

-De acuerdo, entonces, me voy.

Wooyoung asintió, separándose del acogedor tacto para dejar ir a San a su viaje pero este al abrir la puerta no salió. En cambio, volteó a verlo brevemente, con esos ojos negros que lo ponían nervioso de sobremanera. Como si fuera en cámara lenta, San volvió a él, teniéndolo frente a frente otra vez y sin aviso lo atrapó entre sus brazos. Elevando sus pies del suelo.

Woo cerró sus ojos a pesar de la sorpresa y cruzó sus brazos por el cuello grueso de San. Su cuerpo no quería dejarlo ir a tan largo viaje sin tenerlo cerca por un día y noche enteras. Un sonrojo se asomó en sus mejillas, estaba comportándose como un esposo caprichoso, temiendo que hubiera alguien más quien pudiera arrebatarle al hombre de su vida. Cosa que no debía sentir porque, en efecto, estaban casados. Más no por amor.

Quiero besarlo.

Wooyoung luchaba para no atrapar a San entre sus piernas, colgarse en su pecho firme y lamer sus tentativos labios carnosos con apuro y necesidad. Ahogarse entre ellos y gemir como algún animal en pleno celo.

Necesitaba recordar que era un adulto, y no dejarse llevar por sus impulsos hormonales, aunque más que hormonas, eran sus sentimientos que iban creciendo y ya no cabrían más dentro de su pecho, teniendo que sacarlos a la luz algún día.

Estoy en problemas.

-Volveré a casa, lo prometo.

-Te estaré esperando aquí.

No quería ilusionarse pero San no cooperaba con ello. Dejándole un beso corto sobre la frente y cuando creyó haber sido todo, se equivocó. También fue depositado otro en su mejilla y punta de la nariz, volviendo loco a su corazón.

Pensando en desmayarse de un paro cardíaco si no se detenía.

-P-Perderás el vuelo - San no parecía escuchar o quizás sí pero no quería dejarlo - si lo pierdes, tendrás problemas.

-Sólo un minuto más, porfavor.

Wooyoung rendido asintió, acariciando la espalda ancha con sus manos, olfateando la colonia varonil de San que era una bendición a su olfato. Recordaría para siempre ese aromatizante.

HOT HUSBAND {Woosan Adap}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora