|YOU & I|

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-Volveré lo más pronto posible cuando termine todo esto. Cualquier cosa que necesites o suceda, por favor, no dudes en llamarme ¿Bien? Te amo Wooyoung.

Esas habían sido las palabras de San aquella mañana. El día de ayer por la noche, mientras empezaban a besarse sobre el colchón y la temperatura subía. Olvidando por completo la serie que estaban viendo, el teléfono del pelinegro sonó sobre la mesa a su lado, obligándolos a detenerse.

San intentó hacer caso omiso al ruido del celular, seguramente no era de gran importancia y siguió besando el cuello de Wooyoung mientras acariciaba su pezón y lo oía gemir, diciéndole con su voz quebrada que atendiera la llamada pero lo conocía perfectamente, sabía que no quería que lo haga y por eso continuó tocándolo.

Pudo haber sido una gran noche para ambos. Wooyoung usaba esas bragas que a San le habían encantado cuando el doncel fue a una tienda de ropa íntima, en especial, lencería. Ansiando arrancarlas y hundirse dentro de su sensual y hermoso esposo que ya estaba mojado, humedeciendo el bulto que sobresalía de sus pantalones. Pero el maldito teléfono siguió sonando en la mesa.

Enojado se rindió. No podía disfrutar con ese sonido a su lado, era molesto.

Wooyoung vió a San tomar su teléfono con enfado pintando su rostro, llevó el aparato a su oído para atender con una mueca de mal gusto, pidiéndole perdón con la mirada donde solamente le sonrió con comprensión, acariciando su mejilla y obteniendo un beso en el dorso de su mano y sobre su anillo como respuesta. Aunque lógicamente le frustró un poco al verlo levantarse porque se sentía tan exitado por más de los toques de San en su cuerpo, entendía que el trabajo era igual de importante, por eso no se enojó.

Lástima que no era la primera vez que sucedía lo mismo en momentos como estos.

Como la semana pasada que San lo atrapó desde atrás.

Metiendo sus manos para manosear sus piernas por su pantalón hasta desabrochar la prenda, bajarle su ropa interior y deslizar su dedo por su circunferencia. Apretándole las caderas con su otra mano desocupada mientras besaba su cuello.

Cuando las cosas se iban a poner más emocionantes porque San lo había sentado sobre el mesón de la cocina, frotando su erección contra su preparada entrada para recibirlo. El teléfono de la casa sonó, no hicieron caso porque el doncel pensó y dijo que era de nuevo Hongjoong con sus tonterías telefónicas. Sólo quería sentirse lleno por San así que le quitó el cinturón lo más rápido que pudo y lo habrían disfrutado si varios golpes en la puerta no les hubieran interrumpido.

¿Visitas? ¿Ahora? Oh no.

El calor pasional se esfumó cuando oyeron las voces de sus padres, en específico, las madres de ambos que gritaban alegres desde afuera. Diciéndoles que les abrieran la puerta porque el helado y gelatina que habían traído estaban comenzando a derretirse.

Ambos entraron en pánico, tratando de arreglarse lo más rápido que podían pues las voces se hacían más insistentes.

Fue allí que accidentalmente San se golpeó con la repisa de la cocina porque se le olvidó que era un hombre alto. Su nariz empezó a sangrar y Wooyoung se asustó mucho al ver el piso ensangrentado junto a la nariz de su preciado esposo. Tomó un paño y lo remojó en agua, poniendo este en la nariz golpeada del pelirrojo.

No supieron cómo se las arreglaron para parecer que nada había sucedido frente a sus padres quienes preguntaron curiosos por la condición de San que llevaba algodón en la nariz. Mirando al pelinegro preocupados, la suegra de Wooyoung regañando a San por ser tan descuidado y al doncel agradeciéndole por ser un ángel con el distraído de su hijo.

HOT HUSBAND {Woosan Adap}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora