three.

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– ¿che y si-

– no. –  dijo por cuarta vez, ya exhausto de que diera ideas sobre que hacer mientras esperaban indicaciones de si dejar un cádaver allí o llevárselo.

– dah guacho, ocho horas ¿qué mierda hacen? – sí, ese era el mismo Agust D, aún más exhausto que JungKook de las ideas de Kitty Gang. Del otro lado, un ansioso J-hope se encontraba acomodando las cuchillas que le habían sido clavadas al enemigo, un hombre sin importancia, aunque divertido mientras pueda jugar clavándole aquellas filosas armas.

– la verdad que ni idea, Jin nos dijo "esperen mi señal y salen" – trató de imitar el azabache, JungKook, la voz de SeokJin. – nunca más nos dio la señal el hijo de puta.

– Jeon, no seas boca sucia. – allí entró Kim, y de inmediato JungKook se enderezó mientras le miraba atento, aunque aquel ni de reojo lo vio.

– bueno, cierren el orto, agarren todo y nos vamos, tengo hambre. – la mayoría siseó ante tales palabras, si bien no era buena idea desobedecer órdenes de un superior, no había nada más temible que YoonGi y su panza.
Al final si le hicieron caso, y al llegar a la agencia todos se tiraron cansados en la sala de descanso, siendo que cuando vino SeokJin les contó que la señal se cortó y que jamás pudo contactarles, aún así, que apreciaba su intención de salir antes de que algo pasara; en seguida todos miraron al pelinegro de mal humor y aquel, aunque tenía la cara tapada con su antebrazo, sonrió.

– bueno, me voy a bañar, haganse culiar. – YoonGi se levantó y se fue, detrás de él y a saltitos alegres le siguió Kitty Gang, al final se retiró igualmente de alegre J-hope, despidiéndose del azabache y el pelirodado con una sonrisa.

– y, ah. . ¿qué onda de su lado? – JungKook habló, mirando algo nervioso a TaeHyung, quién estaba tranquilamente leyendo en la otra punta del sillón, y por temas de cliché, JungKook estaba justamente en el lado contrario.

– más que oportuno, normal y fácil. – el menor se rascó la nuca, suspirando bajito mientras de a poco le dirigía su completa vista, y Kim sólo leía. O eso pensaba él.

– ah, qué cheto. . sí.

A este punto cualquiera sabía que JungKook sólo buscaba la atención de Kim, y, por más difícil que fuera, cuando JungKook quiere algo; lo consigue.

El azabache se levantó de la punta del sillón y se sentó algo cerca de Kim, así subió los pies al alcolchonado sofá y empezó a teclear en el teléfono. Y si había algo que TaeHyung odiaba, no era el sonido del teclado sonar, era que las personas subieran los pies al sofá, y vaya mirada le regaló el pelidorado a JungKook al notar que no sólo tenía los pies arriba del sillón, aplastando los suaves cojines limpios, sino que también los estaba ensuciando con sus botas de dos metros.

– Jeon, bajá tus piernas y pies del sillón. – al oír la aterciopelada voz de TaeHyung el azabache sonrió, porque en seguida supo que su cometido se cumplió, y adivinen qué era. Así es, llamar la atención de Kim.

JungKook fingió no haberlo oído y siguió tecleando en su celular, enviando mensajes de todo lo que estaba pasando a JiMin.

– JungKook te dije que bajaras los pies del sillón. – no pudo reaccionar para cuando su teléfono voló al piso en cuanto este lo soltó por la sorpresa de que Kim haya bajado sus piernas él mismo, de que lo haya tocado, le tocó los muslos para bajar sus piernas del sillón. Y aún seguía tocándolo.
JungKook lo miró, levemente sonrojado, y TaeHyung inmediatamente le soltó, sacudió ligeramente sus ropas y se levantó del sofá. El tan maldito sofá.

– creí haberte dicho que no me molestaras, Jeon, que yo sólo vengo a trabajar acá. sino te queda bien en la cabeza te lo puedo recordar yo sin problemas, a ver vos cuanto durás golpeándote una y otra vez contra la pared. – le había hablado suave, tranquilo, rozando lo sereno, y JungKook creyó desfallecer, porque el hombre que le encantaba básicamente lo estaba amenazando mientras le hablaba tan suavemente. TaeHyung tomó su libro y se marchó, y el azabache se quedó ahí, pensando, en la misma posición en la que Kim lo dejó, y se sintió una molestia por un momento. Pero ya no subió los pies al sillón.





Al día siguiente todos estaban parloteando, menos Kim, mientras desayunaban. Kitty Gang molestaba a YoonGi con algunos coqueteos y toques, el pelinegro se dejaba, sabía que no se lo iba a sacar de encima, y además tenían prohíbido golpear a sus compañeros. JungKook desayunaba y mandaba mensajes ( no, no es cierto, sólo no quería ver el rostro de TaeHyung ) estaba justo en frente de Kim, era realmente vergonzoso para él luego de lo que pasó en esta semana, primero terminó debajo de él y luego lo regañó.

– che, chicos, yo terminé, y hoy tenemos día libre. ¿qué hacemos? – preguntó un emocionado Hoseok, aplaudiendo, y Kitty Gang se le sumó, le gustaba la idea.

– vayamos al shopping. – dijo un desganado YoonGi en lo que dejaba su celular en la mesa, todos le miraron menos Kim, aunque si le oyó y quedó extrañado.

– bueno, capo, ¿y qué vamos a hacer ahí? – preguntó JungKook, calzando su mejilla en su palma ahora interesado en el tema, se apuntaría a salir con ellos si le parecía divertido.

– hagamos una búsqueda, el que encuentre el tesoro o la bandera, gana.

– ¿y qué vamo' a ganar? – habló JungKook, que TaeHyung ofreciera eso le pareció genial, era su oportunidad y definitivamente iría.

– lo que quieran, el que gane tiene derecho a pedir lo que quiera y los demás tienen qué pagar. – dijo Kim mirando fijamente a el azabache que le miraba atento, con los ojos brillantes, ya emocionado por la idea. Él tenía un plan.

– me apunto.

– yo igual.

– por su pollo que yo. – dijo Hobi.

– ¿y, JungKook, vas? – le preguntó el pelidorado, curioso por su respuesta ladeó levemente su cabeza. JungKook juró mirar el brillo en los ojos de TaeHyung, se lo veía igual de emocionado.

– acepto.






© conejo rosita.

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El de Traje Gucci y el de Chaqueta Prada. [taekook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora