Capítulo 14

1.3K 99 10
                                    

Mientras Lea se probaba uno de los muchos vestidos que había escogido para aquella noche, yo estaba perdida en mis pensamientos.

No tenía nada de ganas de ir a esa fiesta, al contrario que mi amiga, que conforme se acercaba la hora parecía cada vez más entusiasmada.

-¿Crees que con este le gustaré a Josh? -Preguntó mirándome a través del espejo-.

-Sí -Le contesté sin prestarle demasiada atención-. Espera... ¿Quién es Josh?

Ella rió.

-Nadie. Sólo quería ver si me estabas prestando atención. ¿Qué te pasa, Izzy? Pareces muy distraída últimamente.

Para nada iba a decirle lo mucho que me extrañaba el comportamiento de Hayden.

-No me pasa nada -Dije restándole importancia-. Yo de ti, me quedaría con el rojo.

Si había algo que se me daba bien, era cambiar de tema con Lea.

-¿Lo dices en serio?

---

Hayden no podía creer lo que estaba oyendo. Dejó de prestarle atención a las tonterías que estaba haciendo Jack para centrarse en lo que esa persona le estaba contando.

Colgó la llamada estremecido.

-¿Qué te pasa, Hayden? ¡Deja por un momento tu trabajo y diviértete! Tienes casi veinte años, no cuarenta.

Hayden hizo caso omiso a las palabras de su amigo, y rápidamente cogió su chaqueta, sus llaves y su móvil, dispuesto a salir corriendo de su casa.

-¿Dónde vas?

Hayden se detuvo un segundo, no muy seguro de si debía contárselo o no.

-Me voy a una fiesta.

-¿Isabelle estará en esa fiesta? -Preguntó el rubio divertido-.

Hayden rodó los ojos exasperado, sin embargo eso no ayudó a despejar sus nervios ni su preocupación.

-No es lo que crees.

Sin decir ni una palabra más, se marchó de su apartamento dando un portazo.

---

La música sonaba a todo volumen, en esa casa no cabía ni un alfiler. Adolescentes borrachos por todos los rincones, bebiendo sin control y haciendo otras cosas en las que no quiero ni pensar. Lea me condujo hasta un rincón menos abarrotado de la mano y cuando llegamos allí pude suspirar del alivio.

-¿No crees que deberíamos irnos? -Le pregunté gritando debido al alto volumen de la música-.

-¿Por qué lo dices? -Frunció el ceño-.

-No sé, tengo un mal presentimiento -Realmente lo tenía, no lo decía para convencerla-.

-Pues yo creo que deberías divertirte un rato -Se levantó-. Voy a traer algo de beber.

Mi amiga no iba a entender nunca que la diversión para mí era quedarme en casa leyendo y escuchando música. No quería que me dejara sola en plena fiesta llena de borrachos, pero cuando quise decirle que se quedara ya se había marchado.

Busqué con la mirada algún rostro familiar, pero la oscuridad me impidió reconocer a nadie. Pasaron los minutos, y Lea no volvía. No sé cuánto tiempo estuve esperándola pero empecé a morderme las uñas, y eso era mala señal ya que sólo lo hacía cuando estaba casi desesperada. Al instante cogí mi móvil y estaba dispuesta a llamarla, de no ser porque ahí dentro era imposible por la altísima música. Decidida, me levanté y me abrí paso entre los adolescentes para salir de la casa y así poder llamar a Lea. Seguramente se cabrearía conmigo, pero ya le valía por dejarme sola durante casi media hora. Estaba buscando su número en mi agenda de contactos cuando pegué un grito al sentir un agarre en mi hombro. Al estar de espaldas al supuesto acosador rápidamente me giré y le propiné un buen puñetazo. Fue a la vez que me di cuenta de cuánto me había dolido eso que vi el rostro del acosador.

-¡Joder! -Gruñó-.

El famoso profesor al que tanto odiaba se encontraba a un metro de mí agachado y tapándose la cara por mi puñetazo. En ese momento no sabía si reírme o pegarle una patada de regalo por asustarme.

-¡¿Qué coño pretendes y qué haces aquí?! ¡Eres un acosador de mierda! -Le grité y me dio igual-.

Hayden rió pero pronto se arrepintió de eso porque hizo una mueca de dolor. Se incorporó.

-¿Te das cuenta de que me has partido el labio? -Frunció el ceño-. Trataré de no subestimarte la próxima vez.

-Responde a mi puta pregunta.

Él suspiró y de repente lo vi analizándome de arriba a abajo, pero no dijo nada. De la nada me puso sobre su hombro y mientras yo le gritaba me metió en el asiento de copiloto de su coche y puso el seguro para que no me escapara. Habría tenido miedo de no ser porque él no sería capaz de hacerme nada. ¿O sí?

-¿POR QUÉ ME ENCIERRAS CAPULLO? ¿QUÉ VAS A HACER CONMIGO? -Le grité intentando salir. Él sólo rió. Comenzaba a odiar eso-.

-Te harás daño -Dejé de forcejear y suspiré frustrada cruzándome de brazos-. ¿Por qué crees que estoy haciendo esto?

Su rostro era pura diversión.

-Porque quieres abusar de mi para luego matarme y lanzarme a los tiburones.

Ensanchó su sonrisa.

-Confirmo que no tienes ni idea de nada -Lo miré extrañada-. Tenemos que irnos antes de que sea tarde.

Su rostro cambió de la diversión a la preocupación. ¿De qué hablaba?

-¿Puedes explicarme de qué va todo esto?

Arrancó bruscamente lo que me hizo pegar un bote.

-Lo haré -Frunció el ceño pero lo sustituyó al instante por una sonrisa de lado-. Ah, y espero que la próxima vez me partas el labio con un beso, no con un puñetazo.

Tan Sólo una Mirada ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora