Frederick Forsyth

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Dejó el reporterismo tras escribir un libro sobre los horrores de Biafra

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Dejó el reporterismo tras escribir un libro sobre los horrores de Biafra. Cansado de luchar en la trinchera informativa sin tener un céntimo en el bolsillo, se pasó a la novela. Los años 1970 y 80 fueron suyos con geniales obras modélicas del "thriller" de política ficción como «El chacal», «Odesa» o «El puño de Dios». Sus novelas, con tanto secreto aireado por Wikileaks y la misma internet, ya no arman el revuelo de antes, pero sigue escribiendo con mano firme esos libros entre el reportaje y la novela, tan esperadas por su legión de lectores.

 Sus novelas, con tanto secreto aireado por Wikileaks y la misma internet, ya no arman el revuelo de antes, pero sigue escribiendo con mano firme esos libros entre el reportaje y la novela, tan esperadas por su legión de lectores

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Frederick Forsyth no pasará a la historia de la literatura, pero si a los anales de la lectura. Quizá no se encuentren muchas referencias suyas en los diccionarios literarios, pero en las hemerotecas, sumarios judiciales y documentos de los servicios secretos tiene la posteridad garantizada.

En sus novelas los malos siempre son muy malos, cínicos, despiadados, asesinos, sujetos inmorales con profesiones poco variadas : terroristas, mafiosos, estafadores, políticos, corruptos, asesinos a sueldo o traficantes de armas. Los buenos por el contrario, son valerosos, honestos, habilidosos, inteligentes e insobornables. En cierta ocasión se le preguntó sobre sus protagonistas que eran héroes demasiado de acero inoxidable, frente al estilo del también escritor de "thriller" de ficción política John Le Carré, donde las tramas internacionales están protagonizadas por espías desencantados o personajes de moral ambigua. El maestro Forshit se ríe despreocupadamente, para él significa un elogio : "Es que Le Carré se ahoga en el pesimismo. Son antihéroes ya mayores, a quienes seguro que les traicionan los amigos, donde se sobreentiende que la amistad es inútil, que todo es inútil. Cuando lo leo, me dan ganas de cortarme las venas ¿Para qué seguir viviendo? (risas) Yo prefiero el héroe que lucha contra todo y al final vence. Deben ganar los buenos. Esto es así desde Homero. El lector lo prefiere de esa manera, y yo también".

Y quien piense que ya es un viejo jubilado del "thriller" de política internacional de los años 70, que le eche un vistazo a este despacho de la agencia EFE de septiembre de 2010 :

«Sidney (EFE).

Un diputado neozelandês confesó hoy en el parlamento de la nación que empleó el método que aprendió en la novela Chacal de Frederick Forsyth para sacarse un pasaporte falso con un certificado de nacimiento. El diputado David Garrett alegó que nunca usó el documento expedido en 1984, y que no podía justificar su acción, aunque dijo que en aquel momento quiso saber si funcionaría el sistema que leyó en la famosa novela de espionaje. Según Radio New Zealand. El pasaporte expiró en 2005, el mismo año en que la policía detuvo a Garrett durante una investigación sobre pasaportes falsos abierta tras el arresto en el país, unos años antes, de dos israelíes, supuestos agentes del Mosad, cuando intentaban comprar pasaportes neozelandeses».

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