Odio los lunes.
En sí odio todo aquel día en el que tenga que ir al instituto, pero siento que hoy odio este lunes de manera muy especial porque es el primer día de mi tercer año, aún me quedan dos años más de pelea. Me dije mientras intentaba hacer reaccionar mi cuerpo del coma en el que entré al dormir, "levanta tu enorme trasero de la cama", me comentó aquella voz que solía aparecer de vez en cuando y que no se caracterizaba por su amabilidad. Finalmente pude sacar mi pesado y sexy trasero de la cama y, literalmente me arrastré al baño. Me obligué a entrar en la ducha y dejar caer el agua en mi cuerpo, a ver si así despierto de una puta vez.
— Joder! Joder! ESTÁ FRÍAAAA!! —grité cuando el agua helada cayó sobre mi escuálido cuerpo, ¿se habrá averiado el calentador?, me pregunté cuando logré calmarme, "pues obvio que sí, torpe, por algo el agua está fría...'' volvió a contestarme aquella sarcástica voz interior, tan amable como siempre.
— Bien, punto para ti, fue una pregunta realmente estúpida —le respondí mientras tomaba el jabón y comenzaba a pasarlo por mi cuerpo —. ¿Qué coño estoy haciendo? !Estoy hablando conmigo mismo! ¡Y además en voz alta! —me cuestioné a mí mismo. Hablar solo es normal, pero ¿en voz alta y todo? Ya eso está fuera de los estándares de la locura.
Terminé de bañarme y tomé una toalla para secar mi cuerpo, "ni modo, o ¿acaso tienes planeada una pasarela y planeas usar la toalla de vestido?"
Me inquirió mi yo interior, a veces se pasa, hago preguntas estúpidas pero no es para tanto, bueno sí, sí lo es.
— A partir de ahora, te mantendrás bien calladito ahí dentro, y trata de no aparecer más en el día entero ¿Sí? —me dije mientras tomaba unos jeans ajustados, una playera verde y me sentaba en la cama para colocarme mis ya desgastadas pero muy fieles zapatillas."Si sigues de idiota, creo que no me quedará de otra que salir y ponerte en tu lugar".
Comienzo a pensar que tengo problemas de esquizofrenia, bastante serios por lo que veo. Tomo mi mochila, que contiene tan solo dos o tres cuadernos, total, es el primer día de clases, no creo que vayamos a hacer mucho. Bajé de manera rápida y ruidosa las escaleras y luego me dirigí a la cocina, mis padres se encuentran de viaje así que tengo la casa para mí solo, pero para suerte de ellos, no soy del tipo de adolescentes que hacen fiestas locas y se emborrachan, la verdad es que soy muy tranquilo aunque eso no quiere decir que no me vuelva un poco loco a veces, debo recordar aquella vez que me encontraba con Nora en una fiesta y pues mi cuerpo no tolera muy bien al alcohol, pues con tan solo algunas cervezas, me volví loco (en el sentido no cool de la palabra) y hasta hay videos en los que se me ve abrazando muebles e insinuándome de manera extraña a cualquier cosa cercana a mí. Me pregunto donde estuvo la molesta voz de mi interior que constantemente me acuerda el no hacer estupideces...
Tomé una manzana de la cocina y me dirigí rápidamente a la puerta, luego de salir, tomé especial cuidado de cerrar la puerta con seguro. Me introduje en el auto que fue otorgado por mi padre después de ser estimado como uno de los mejores estudiantes de segundo año. Comencé a conducir hacia la escuela, que no quedaba precisamente muy lejos si ibas en auto, pero recordé que debía pasar por casa de Nora, así que tomé la ruta hacia su casa y luego de algunos siete u ocho minutos, me encontré estacionado frente a la enorme casa de los Smith, hice sonar el claxon algunas dos o tres veces, de repente, salió apresurada una joven de cabello rojo, que se dirigía hacia mi auto. Esperen un momento. Sólo una persona en este mundo, que yo conozca, camina como una jirafa electrocutada. Vale, no seamos drásticos, pero lo cierto es que Nora tiene una manera de caminar muy particular, es fácil reconocerla. Me veía con una gran sonrisa en sus labios mientras abría la puerta del auto y tomaba el lugar del copiloto.
— ¿Ésta era la sorpresa que me tenías? Francamente me esperaba algo en plan de que me traerías alguna joya o tal vez que has dejado de ser virgen —comenté burlón mientras ponía en marcha el auto, Nora se sonrojó un poco, y giró su cabeza, mirando a través del cristal — Nora Isabelle Smith Carter, si ese estúpido rubor en tus mejillas significa lo que yo creo que significa, puedes ir cavando tu tumba —comenté y me quedé mirándole mientras volvía a sonrojarse, confirmando lo que temía— No me puedo creer que hayas dejado de ser virgen, y no hayas tenido la desfachatez de contárselo a tu mejor amigo gay.
— Es que todo pasó muy rápido, me daba mucha vergüenza contártelo —nuestros cuerpos fueron lanzados violentamente hacia delante cuando frené de golpe.
Giré mi cabeza lentamente hacia ella, igual que la chica del exorcista — ¿Cuándo tenías planeado decírmelo?, además, sin ofender, ¿Cómo coño lo has hecho primero que yo? No es que seas fea, pero el plan era que yo lo hiciera primero —hice una breve pausa en la que me quedé mirándola fijamente, mientras sus mejillas se tornaban de un leve color rojo, indicándome el efecto de mis palabras—. ¿Con quién lo has hecho? —pregunté mientras ponía el auto en marcha una nueva vez.
— Esos pequeños detalles no son importantes —contestó, orgullosa mientras se removía un mechón de pelo de la cara. — Además, no le veo lo malo a que yo lo haya hecho primero.
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Otra Historia De Amor Gay.
RomanceUn joven de cuarto año. Un sexy chico hetero que llega a la escuela. ¿Se enamoran? Sí. Y más cosas que probablemente todos hemos leído ya en libros. O tal vez no. Averígualo! Lee OHAG YA! *tono de voz de publicidad*