El padrino

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Los rayos de sol me despiertan al amanecer y me asomo al balcón. Una cálida brisa primaveral me roza la cara. En la calle aún hay pocos coches en marcha y solo oigo el ruido del quiosquero que hay frente al hotel.

Me visto, desayuno, llamó a Mathieu, cojo las maletas y salgo del hotel en menos de una hora.

En la puerta del hotel me espera mi amigo Mathieu. Es bastante alto, tiene el pelo rojizo y no le gusta nada llevar barba. A primera vista parece una persona muy seria, pero para nada lo es. Lo conocí hace dos años en un juego de rol online. Una manera muy rara de conocer a alguien, pero nos hicimos muy buenos amigos y hasta vino una vez a mi apartamento en Madrid. Ahora nos veíamos otra vez, después de un año.

Lo abrazo y le pregunto cómo le va todo.

- ¡Pero cuánto tiempo Carlos! Si parece que has crecido y todo. - me dice con tono sarcástico, burlándose de mi baja estatura.


- Que agradable verte Mathieu, tan gracioso como siempre. ¿Cómo te va todo? ¿Sigues trabajando en la empresa de tu padre o ya te ha despedido? - le digo riéndome.

- La verdad es que aún sigo trabajando. Ahora me ha ascendido y soy vicedirector de la empresa, nada mal ¿eh?

- Pues ya puedes ir buscándome un buen puesto por allí. Ya sabes lo bien que se me dan los ordenadores.

- Claro amigo, tengo el trabajo idea para ti. En menos de una semana empiezas - me dice dirigiéndose al coche.

- ¿Tan pronto? ¿Y vas a decirme cuál será mi trabajo en la empresa de tu padre exactamente?- le pregunte un poco molesto mientras subo en su coche.

- Tendrás que esperar un poco. Ahora vamos a mi casa y te instalas.

Mathieu arranca el coche. Recorremos las calles de París en cuestión de minutos y pronto estamos frente a su casa. Es un edificio antiguo, de cuatro plantas y Mathieu vive en el cuarto.

Saco las maletas del coche y pasamos el portal. Subimos por el ascensor y finalmente llegamos hasta la puerta de su piso. Nada más abrirla veo un gran y espacioso comedor. Me enseña todo el apartamento y dejo las maletas en mi habitación que está cerca de la cocina.

Mathieu vive solo. Al igual que yo no tiene pareja y ahora mismo a ninguno de los dos nos viene mal un poco de compañía.

Me acerco a Mathieu y le digo que voy a dar una vuelta por la ciudad. Él también va a salir porque su padre le acaba de llamar para que acuda a la oficina rápidamente.

Mil y una lucesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora