Byakugan no Hime: Escenas Inéditas

La Madrina De Itachi

— Y dinos, ¿ya lo sabes? ¡No aguanto esperar tanto! — exclamó Kushina.

— Pues... — Mikoto estaba un poco distraída mirando a la distancia un puesto de comida.

— Está bien, es una decisión difícil. — añadió Hana sonriendo dulcemente a su amiga.

— ¡Pero ya casi va a nacer el bebé! Y... Me muero por saber cual de las dos va a ser la madrina...

Kushina sonrió al ver la gran pancita que tenía Mikoto. Sea o no ella la madrina iba a malcriar a ese bebé como la buena tía que era.

— Ya sé. — dijo Mikoto con una sonrisa bastante singular.

— ¿Saber el qué? — preguntó Kushina con curiosidad.

— ¡Vamos!

Mikoto echó a correr contenta por haber encontrado la solución a su problema ya que no quería tener que decidir entre sus dos mejores amigas.

— ¡Espera Mikoto, ten cuidado! — decía Hana siguiendo a su amiga.

— ¡Hey, esperad no me dejéis atrás! — exclamó Kushina sin saber por qué estaban corriendo.

Mikoto se paró delante del restaurante mirando el escaparate junto a Hana y Kushina quienes estaban una a cada lado suya. 

— ¿Qué hacemos aquí? — preguntó la Uzumaki.

— Decidir quién será la madrina. — respondió la Uchiha mientras entraba sin dudar.

Las otras dos amigas se miraron mutuamente con extrañeza sin saber que se le estaba pasando a Mikoto por la cabeza.

Cuando entraron, la Uchiha ya estaba sentada en una de las mesas mirando tranquilamente la carta como si nada mientras un mesero se acercaba a ella para tomarla el pedido. Esperó a que vinieran sus dos amigas y le dijo al mesero lo que quería.

— ¡Haremos una competición de comida! — exclamó la Uchiha dejando a Hana y Kushina perplejas.

— ¿Estás segura de que es una buena idea, Mikoto? — preguntó la Hyuga.

— ¿Acaso tienes miedo de mí, Hana?

La Uzumaki ya había sacado su lado competitivo y no pensaba perder.

— No la tientes, Kushina. La he visto comer más de 20 bowls de ramen como si nada.

— ¡Mikoto!

La Hyuga se sonrojó porque el mesero aún seguía allí y la miraba de arriba para abajo sorprendido por la afirmación de su amiga.

— ¿Hana? Pero si está muy delgada. No tiene estos michelines como yo.

— ¡Kushina, compórtate!

Esta vez era Mikoto quien regañaba a la Uzumaki quien agarraba un michelín que le sobraba.

El mesero miraba a las tres amigas esperando tomar nota e irse pronto de allí, pero no podía estar más lejos de la realidad. Le esperaba una larga noche.

Finalmente empezó la verdadera competición. Hana y Kushina no paraban de pedir ramen ante la atenta mirada de todos los presentes quienes veían como, bolw tras bowl, se iban vaciando. Los clientes hasta habían hecho sus propias apuestas animando por quienes votaron.

— ¡¡Va a ganar la pelirroja!!

— Jajajaja, ni lo sueñes. ¡¡Ganará la ojiblanca!!