A veces, ah. No tengo excusa, solo lo siento.
Es la cuarta vez. De nuevo, sábado.
Se ve diferente, se resalta en su rostro sus ojos pequeños, esta vez no lleva maquillaje, aun así su piel sigue viéndose linda, tanto como él.
—¿Te has cambiado el look?— me acerqué nuevamente a él.
—Sí, me lo he cortado el domingo pasado— me sonríe al hablarme, me enternece verlo. Es como un niño pequeño.
—Te queda bastante bien ¿Y no tienes ropa de otro color? Siempre te veo de negro— me senté de nuevo a su lado, como la semana pasada. No respondió a mi pregunta.
El silencio se mantuvo por unos minutos, nos quedamos viendo un punto en el vacío. El sol se apiadándose de nuestra situación, el ambiente era fresco.
Y pasó, se volteó a verme directamente y aterrizo su mirada en mí
—¿Qué quieres de mí? Te estás acercando y ¿Con qué intenciones?— sostuvo su mirada, no tenía salida de esa hermosa espinela negra.
—¿Qué intenciones crees que tengo? Solo quiero ser tu amigo o al menos ofrecerte mi amistad— mentira.
—Uh, claro— se levantó antes que sonará el timbre, sin despedirse, se fue sin decir más. Observé como se alejaba, no me había percatado que llevaba unos jeans sueltos, más grandes que él. Lo hacía ver claramente más pequeño, fuera lo que fuera, siempre se veía raramente lindo.
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¿Tienes un cigarro?
Teen FictionHola, me llamo Daniel y creo que me gusta un chico... Todos los derechos reservados.