Capítulo 2: ¿Ehhh, Alisson?

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(P.O.V. Alisson)


Hola, muy buenas y todo eso. Soy Alisson, tengo 14 años, y aunque suene a broma y no os lo creréeis, pero os lo diré. No soy humana, vengo de allá arriba, si de los cielos, no del espacio exterior, por favor XD, porque me han encargado de velar la seguridad de uno de muchos de los habitantes de la Tierra entera, y no se por qué, órdenes de mi superior, (si el Dios todopoderoso). En serio, no sé por qué quieren hacerme bajar otra vez a la Tierra para sólo proteger a ese tal Alex. Ah, no os he contado que tengo poderes chachis, ¿no? Puedo hacerme invisible y visible a mi antojo, volar con mis alas (sip, tengo alas XD) y comer 5 tabletas de chocolate de una sentada. Bueno, quizás esto último lo puede hacer cualquiera (me encanta el choclate, si veo un poco me lanzo a por él).

En fin, decidida a cumplir las órdenes de mi jefe, lo espío allá donde vaya con mis poderes de invisibilidad. Caramba, este chico es muy depresivo, se pelea casi siempre con sus padres. Otra cosa que se me olvidó añadir, soy real, no soy un fantasma ni nada de eso -_-, y por lo tanto, puedo tocar cosas y las personas me pueden tocar, hablar y escuchar (muy importante esto último). Paso de dormir a la interperie, así que me colé en su casa por la chimenea por la noche (adiós a mi vestido blanco) y caí dentro de la casa con gran estrépito. Lo que hice nada más caer es hacerme invisible, ya me preocuparía luego de las heridas. El ruido despertó a Alex. Era un niño de 14 años, mi edad, rubio, blanco como la nieve, delgaducho y de ojos azules.

No me vió por los pelos, pero estaba muerta de miedo. Decidí seguirlo a su habitación.

Lo vi antes de acostarse mirar hacia los lados, ¿notaría mi presencia aun invisible? Nah... Un momento... Oh, no... Me está saliendo sangre por las heridas. Mi vestido ahora era gris y dorado (si señores, tengo sangre dorada, apláudanme). Cuando se fué, corrí y me limpié la herida abdominal en el aseo de la casa y me acosté en el sofá del salón. Me despertó un ruido de platos y tazas, era de día, y nada más que había abierto los ojos, un trasero enorme iba a aplastar mi bonita y dulce cabecita.

Rápida como el rayo, me quité, ya que si me notaban, se liaría parda.

Vi como se sentaba el padre de Alex donde estaba acostada milésimas de segundos antes. Estaba conversando con su mujer y Alex comía en silencio su desayuno. Luego, se lavó los dientes y fue a pasear su perro. Tuve una idea, si me convertía en su amiga, me sería más fácil controlarlo.

-¡Alto en nombre de la ley!-grité a pleno pulmón.

Alex, asustado, se giró, y por poco se desmaya, ya que me vió con las alas. Mierda.

-¿Quién eres?-dijo totalmente atemorizado.

-Emmm... Soy Alisson, vengo de Inglaterra como nueva alumna en tu clase.

-¿Y eso?-preguntó señalando mis alas.

-Nah... Un disfraz de una fiesta.

-Ahhh... Ibas de el vestido del Whatsapp, ¿a que sí?

-¿¿Eeehh??-miré mi vestido blanco y dorado.

-Déjalo,-me dijo él-me llamo Alex, nos veremos mañana en clases, ¿no?

-Síííí...

-¡Hasta otra!

¿Whatsapp? No entiendo ni papa...


Lágrimas de desesperaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora