Llevar el compás

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—¡Oiga, señor director! —Dígame, joven, ¿quiere un autógrafo?—No, no... Yo quería preguntarle por qué no utiliza un metrónomo en lugar de la batuta.—Me ofende usted. ¡No necesito un metrónomo, tengo más de treinta años de experiencia!—Pero es humano...—Claro que soy humano, igual que usted. —Sí, pero yo...—¿Cómo se llama? —Miqui, pero me llaman #TiquisMiqui, y no les falta razón, porque veo los defectos con mucha facilidad, y no los tolero. —¿De qué defectos habla? —De que usted ha marcado un ritmo demasiado rápido.—¡Eso es falso! —No lo es. Ha acumulado un adelanto de diez segundos en todo el concierto. —¡Diez segundos en tres horas! Con razón le llaman #TiquisMiqui. —Bueno..., por menos desfase existen los años bisiestos.—¡Menuda inutilidad! —De eso nada, yo nací un 29 de febrero.

Miqui, Tiquis MiquiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora