1 de septiembre de 1975
Rhaenyra Targaryen
Un año más de vuelta a mi segundo hogar, la verdad es que me sentía demasiado bien cuando volvía a Hogwarts, porque podía ver a mis amigos y olvidarme un poco de todas las responsabilidades que estaban bajo mis hombros.
Mi padre me había nombrado la heredera del Reino y sinceramente estaba aterrada, no iba a mentir, pero tampoco quería que todo el mundo lo notara, así que lo disimulaba bastante bien. También mi padre me aconsejó que una vez fuera de Hogwarts tuviera que casarme con un buen hombre, y bueno, la verdad es que no quería pensar en eso todavía.
Sinceramente, no tenía en mente tener pareja, quería reinar sola porque sabía mejor que nadie lo mejor para el reino, porque papá me enseñó todo lo que necesitaba saber para ser una buena reina.
Sinceramente, dudaba que lo fuera, incluso sentía que no llegaría ni mucho menos a la altura de mi padre, y estaba asustada, porque no es que les gustara una mujer en el Trono y eso lo tenía bastante claro. Estaba convencida de que estaban esperando que Alicent y mi padre consumaran para que así tuvieran herederos varones y cambiarme a la primera oportunidad que tuvieran.
Alicent y yo éramos completamente dos desconocidas, no podía creer que se casara con mi padre una vez que ella saliera de Hogwarts, ella era un año mayor que yo, por lo cual ya solo le quedaban por así decirlo dos años.
Odiaba a Otto, porque sabía que fue su plan, él quería asegurarse de que sus planes se cumplieran y por mucho que le dijera a mi padre que debía alejarlo del reino, decía que Otto solo se preocupaba por el bienestar del reino.
Yo sabía que estaba esperando el momento para que mi padre y Alicent tuvieran sus hijos, Otto solo quería el poder y estaba manipulando a su hija para conseguirlo.
Mi padre y yo éramos muy unidos, compartíamos muchas cosas juntos, pero lastimosamente tenía una enfermedad, una especie de lepra y por mucho que lo intentaran, no podían hacer mucho por él, solo ralentizar los síntomas.
Estaba muy preocupada por la salud de mi padre, no quería perderlo, aún teníamos que hacer muchas cosas y debía enseñarme más cosas.
No podía perder a la persona que había estado para mí a pesar de todo, ya había perdido a mi madre, no quería perderlo a él por nada en el mundo.
Porque sabía que todo sería más complicado sin él.
Ahora me encontraba en mi habitación, viendo que no me faltara nada, por mucho que estuviera ilusionada en ir a Hogwarts, también tenía miedo de que a mi padre le pasara algo, además, al igual que todos los años, echaría demasiado de menos a mi dragona, Syrax.
—¿Lo tienes todo hija mía? —me giré para ver a mi padre con una pequeña sonrisa en el lumbral de la puerta.
—Sí papá, estoy segura de que no me falta nada y si así fuera, pues, da igual —él negó divertido mientras se acercaba para colocar un mechón de mi pelo detrás de mi oreja.
—Cualquier cosa háznosla saber y te la enviaremos, recuerda que papá está muy orgulloso de ti, tanto tu madre como yo lo estábamos. Espero que sepas que los dos te amamos demasiado y eres lo más importante para nosotros. Siento si mis decisiones llegaron a afectarte, sabes que nunca quise lastimarte, eres mi niña y siempre lo serás sin importar nada Rhaenyra.
—Lo sé papá —él me estrechó en sus brazos.
Estos momentos con mi padre no los cambiaría por nada en el mundo.
—Mi niña, no puedo creer lo tanto que has crecido, parece que fuera ayer cuando te tuve en brazos, y mírate ahora —los dos nos separamos y pude ver como las lágrimas amenazaban con salir de sus ojos.
—Papá no llores, porque me harás llorar a mí —él se limpió las pocas lágrimas.
—No puedo evitarlo, ¿estás emocionada por ir de nuevo a Hogwarts? —asentí— ¿Tienes ganas de ver a James? —asentí.
James y yo éramos muy buenos amigos, su familia era una importante aliada del reino, así que nos conocíamos desde pequeños, porque mi padre y el suyo habían sido muy buenos amigos desde que eran unos niños.
—Debo admitir que es un buen chico, Euphemia y Fleamont, estoy convencido de que están muy orgullosos de él —asentí, a veces James podía llegar a ser un idiota, pero tenía un buen corazón—. Bien querida, debemos irnos.
—¿Vendrás con nosotros a la estación? —él asintió con una sonrisa— Bien —sonreí aún más y los dos salimos de mi habitación para bajar las escaleras y encontrarnos a Alicent junto a su padre, cada día estaba más convencida de que estaban esperando el momento para deshacerse de mi padre, no sin antes tener su heredero.
Todos salimos de nuestro pequeño castillo, no tan pequeño y fuimos hasta nuestro carruaje que era lo suficientemente grande para que pudiéramos entrar todos.
Alicent y yo ya no nos hablábamos como antes, supongo que las cosas entre nosotras se complicaron cuando ella se casó con mi padre.
En todo el camino papá habló de cualquier cosa para animarnos y alegrar un poco el viaje, le agradecía demasiado eso, porque odiaba los silencios incómodos que se formaban cuando estábamos todos juntos.
No estaba muy convencida de dejar a mi padre solo y esperaba que Fleamont pudiera quedarse con él al igual que Euphemia porque de los adultos, ellos dos eran las únicas en las que podía confiar al cien por cien.
Sabía que ellos cuidarían muy bien a mi padre, así que esperaba que fueran a verlo más a menudo, seguramente cuando llegara a la estación se lo comentaría en voz baja a Euphemia.
Al llegar, fui la primera en salir para buscar con la mirada a James, ya que dijimos de encontrarnos fuera de la Estación.
De pronto alguien me tapó los ojos y a pesar de que mi instituto quiso golpear a esa persona, sabía perfectamente de que se trataba de James.
—¿Quién soy?
—El miope de mi mejor amigo —él soltó una pequeña risa mientras quitaba sus manos y yo me daba la vuelta para abrazarlo muy fuerte—. Yo también te extrañé demasiado.
—Lo sé, porque yo también te extrañé —susurré.
Después de nuestro abrazo, James saludó a mi padre y juntos con nuestros carritos fuimos a adentrarnos a la Estación para ir al andén y poder cruzarlo.
Cuando lo hicimos sonreí aún más al ver el tren que me llevaría a mi segunda casa.
Dejamos nuestras cosas y fuimos con sus padres y el mío para seguir hablando un poco, hasta que llegó el momento de irnos.
Me acerqué a papá y le abracé muy fuerte.
—Cuídate mucho papá —susurré y noté como asentí, estuvimos unos segundos más abrazados, hasta que tuvimos que separarnos.
Me despedí de los Potter y le rogué a Euphemia que fuera a ver a mi padre de vez en cuando.
—No te preocupes por nada, nosotros estaremos con él —asentí y James me dio las mano para ir juntos hasta el tren y entrar en él para ir a Hogwarts.
Miré una última vez a mi padre con una pequeña sonrisa y él se despidió con la mano, sonreí y entré junto a James para buscar a nuestros amigos o al menos buscar un compartimento vacío para que pudiéramos sentarnos y yo disfrutar de las vistas por la ventana.
Sería un gran año.
NOTA DE LA AUTORA
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ESTÁS LEYENDO
Mad Queen ||James Potter||
Fiksi PenggemarDonde Rhaenyra debe pelear por su reino. O Donde James Potter y ella se enamoran.