Mi día a día es monótono y interior. Puede ser que me veas feliz, alegre, alocada...Pero la mayoría de veces hay revoltijo de pensamientos, una tormenta. Me podrías mirar a los ojos y no sabrías lo que pienso, que lástima que no te des cuenta que este, mi huracán interior, es solo cosa tuya. Si tú, ese que no para de infiltrarse en mi mirada, ese que es capaz de adentrarse en mis ojos y tener una ligera idea, un efímero pensamiento de que intento transmitirle. Todo lo que querría es poder conocerte y con mucho descaro, si me lo permites, poder llegar a decirte detalladamente la razón por la que me enamoras.
Y estar enamorada yo sé que no es un capricho, para mí es una obsesión. Me encantaría seguir mirándote desvalorando el tiempo y el espacio, la gente y los comentarios sin que nada de eso importe. Y todo esto proseguido de un beso, un beso corto pero inolvidable, un beso desesperado y a la vez lleno de sutileza. Suavidad, movimiento, latidos, ¿porqué no puedo decirlo, exclamarlo, gritarlo a los cuatro vientos? Gritar que ya he encontrado a mi obsesión y que no quiero que se vaya. Que mi pasión no se irá jamás y que tu mirada ardiente no se despega de mi mente. Que tus palabras gentiles me hacen desesperar y que tus labios me ansian. Todo eso me gustaría expresar y muy a mi pesar aún no puedo, te admiro desde lejos y a la vez tan cerca que el corazón me dice "te quiero" pero mi cabeza solo me ordena un "hola".
