Capítulo 3. Un nuevo compañero

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Irina, Javi y Dani estuvieron conociéndose durante el trayecto, mientras tanto, Ra intentaba contactar con el campamento pero nadie le contestaba, eso era muy extraño, la señal por vía satélite tendría que ser excelente.

Llegaron al campamento, o lo quedaba de él, los sheks los habían sorprendido 

-"¿Me estás diciendo que una serpiente es más lista que yo? "- recordó Dani las palabras de su amigo. 

A Ra le dio un ataque de ira por encontrar tantos amigos y compañeros muertos. 

-Loco... ¿seguirá vivo? -preguntó Javi.

-No creo -respondió Dani.

-Oye, ¿quién es Loco?

-El cocinero -le dijo Dani a su "amiga" 

-Y supongo que está loco ¿no?

-Mira estaba equivocado, no eres tan tonta -dijo sonriendo-, es broma.

-Ah -resopla.

Cuando llegaron a la tienda donde se encontraba la cocina estaba agujereada. "Los sheks habrían estado detrás de la tienda y habrán disparado"

-Loco. ¿Loco estás ahí?

Silencio.

-Javi, me da que no está.

Buscamos pero no había ni rastro de él.

-Había que intentarlo -dijo Javi con tristeza.

Cuando volvieron con el grupo se encontraron a ¡Loco! Al parecer, al oír el sonido de los helicópteros había salido de su escondite. Les contaron que Mariano, (Loco), era el único que sobrevivió de los treinta hombres que se quedaron en el campamento, tuvo que tener mucha suerte para sobrevivir a un ataque de sheks.

Ya habían pasado dos semanas desde el ataque al colegio, habían llegado nuevos chicos al campamento dado que era el único lugar seguro aparte del búnker donde se encontraban todos los padres.

Se divertían con una pelota improvisada, era una bola de cinta americana con piedras dentro.

Aaron llegó dos días después de que Dani llegase, éran amigos pero a veces Aaron le sacaba de quicio y se peleaban.

Ramón llegó con ellos el primer día, era callado y muy tímido.

Pero había un chico que siempre jugaba solo, bueno jugar, solo daba con un palo de madera a un árbol. Era rubio, ojos marrones claros y no era mucho mayor que Dani, como máximo uno o dos años.

Estaban jugando con el balón cuando la bola cayó rodando cerca de donde el chico se encontraba.

-"Era hora de hablar con él." -se dijo a sí mismo Dani.

Se acercó lo más despacio posible, pensó en lo que iba a decir.

-Hola...

-Déjame. -dijo el otro enfadado.

-¿Por?

-No quiero hablar, fuera.-esto último lo dijo con un tono amenazador.

-Ahh entiendo, has perdido a alguien, ¿me equivoco?

-Si -noté como si se librara algo de encima- es cierto, he perdido a alguien.

-Quien, ¿algún familiar?

-Mi hermana pequeña.

-Oh, eso debe de ser duro, ¿cuántos años le sacas?

-Un año y poco.

La invasión de los sheksDonde viven las historias. Descúbrelo ahora