¿Suplicas?

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Cap 3

Habían pasado más de dos horas y el estúpido espíritu no daba señales de vida o ¿Seria de muerte? 

Como sea.

Micaela estaba sollozando a gran escala mientras que Mark estaba tratando de abrir la maldita puerta a la fuerza y yo pues me dedicaba a ver fijamente la tabla esperando alguna respuesta de la misma.

¡Joder!

¡Parecía desquiciada!

...aún más...

--¡Se movió!-- anuncié sobresaltada, tanto así que casi me caigo de la silla.

--¿Qué dice?--preguntó Micaela fijando su mirar en mi con pizcas de felicidad.

--No dice nada--le respondí decepcionada.

--¿No estarás alucinando con que se movió verdad?-- cuestionó la chica mirándome curiosa--Pobrecita amiga mía tu mente no soportó esta terrible situación, te recordare siempre y haré un bingo solidario para pagarte los mejores manicomios--finalizó con gran pesar.

--De seguro si haces un bingo solidario te escaparías con el dinero-- respondí, ella asintió confirmando lo antes dicho.

--¡No pierdan el tiempo! ¡Pregúntale de nuevo!--gritó Mark corriendo hacia nosotras con una leve esperanza de que nos dejara ir aquel espíritu.

--Esta bien--suspiré antes de preguntar--¿Por qué no nos dejas ir?.

--P-o-r-q-u-e N-o M-e D-a L-a G-a-n-a-

Los tres miramos atónitos aquella respuesta.

--¡Se karate! ¡Aténtate a las consecuencias! ¡Nadie dañara a mis amiguitos! ¡No en mi turno!-- grité de repente.

Y en aquel  momento se abrió la puerta...

Aprovechando la situación salimos como alma que lleva el diablo dejando la tabla y las velas derretidas, confirmando así jamás de los jamases volver a esa casa.

--¡Vieron! ¡Asuste al fantasmita!-- dije con felicidad mientras corríamos.

[Dos horas después]

--No pienso subir--avisó Mica haciendo su clásico berrinche de nena problematica. 

Llegamos a mi casa después de un largo viaje en todo el trayecto había sentido como si me observarán, les conté a mis "queridísimos" amigos sobre eso, pero ellos dijeron que era mi imaginación y que dejara de delirar o si no me meterían a un manicomio.

Estábamos tratando de subir a mi habitación mediante una escalera pues si entramos por la puerta tendríamos que dar explicaciones del porque no nos quedamos a "Acampar" y no le íbamos a decir que les mentimos, y que en realidad fuimos a jugar a la ouija.

Sabíamos que si lo decíamos nos ganaríamos un psicólogo o en el peor de los casos un exorcismo con el cura del pueblo.

--Sube y no molestes--le regañé esta me dedicó una mirada de fastidio pero subió.

Después fue el turno de Mark el cual subió rápido, el era todo un experto en subir a segundos pisos de esta manera en medio de la noche, las chicas del pueblo lo confirmaban y daban buenas reseñas.

--¡Al fin libres!--susurré quería gritar pero me contuve si no quería ganarme una buena insultada de mis amigos, créanme se los decía por experiencia.

--¿Samanta dónde voy a dormir? -–preguntó Mark llamando así mi atención.

--En el sofá –-respondí

¿Eres un demonio?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora