𝙴𝚜𝚝𝚊𝚛 𝚍𝚘𝚗𝚍𝚎 𝚍𝚎𝚋𝚘 𝚎𝚜𝚝𝚊𝚛

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Era la quinta vez que alisaba su elegante camisa negra, de la tela más fina que pudo haber elegido, frente a la puerta, a la que aún no había llamado.

Sus manos sudaban, y el pequeño ramo de jazmines estaba un poco magullado por el fuerte agarre de su mano firme. Al menos la botella de licor caro, se encontraba intacta.

Respiró profundo, procurando calmar sus nervios. No era normal en él sentir tanta ansiedad ante un evento social.

Después de todo, se había criado entre personas de la alta sociedad, y se había desenvuelto con la mayor naturalidad del mundo, debatiendo con personajes importantes en el mundo mágico, charlando de economía con grandes empresarios, incluso hizo algunos comentarios políticos a miembros de la realeza.

¿Entonces por qué sentía tremendas ganas de salir corriendo con su inexistente cola entre las patas?

Era un Malfoy, y los hombres de su familia no se supone que debían ser tan cobardes. Bueno. Exceptuando a su padre y su larga línea de antepasados cuyas convicciones no eran más que pura basura. Draco Malfoy Black, sería el primero de su línea en ser un jodido hombre y hacer lo que debe. Al menos por una vez en la historia de su familia.

Así que no está nervioso por conocer a la familia de su novia.

Cállense.

Es sólo el estúpido clima muggle, cuya humedad le había dado tremendo dolor de cabeza cuando tuvo que arreglar su cabello antes de llegar aquí.

¿Por qué debía tener el condenado cabello como la maldita oveja Dolly, si su madre y padre siempre lo llevaban lacio y perfectamente domado?

Al carajo con los genes rizados de su abuelo Abraxas. Él moriría antes de admitir que se echaba infinidad de pociones en la cabeza para lucir medianamente decente.

Maldita humedad. Puto evento social.

Tonta Hermione con sus ojos de cachorro suplicante...

¿Cómo demonios logró tenerlo envuelto en su dedo meñique? ¿Cuando diablos le puso una maldita correa de strass?

Era conciente de lo lista que era. Pero joder. Esperaba que no utilizara ese destructivo poder para hacerlo saltar como un maldito hurón entrenado.

Porque él no se transforma en hurón. Cállense. Eso solo pasó, como mucho, cinco veces.

Nada memorable.

¿Cómo demonios permitió que Hermione Granger lo convenciera de conocer a su familia en un evento llamado "barbacoa"?

Ni siquiera entendía del todo el concepto, cuando ella intentó explicarlo. Así que... ¿Cómo pretendía por todo lo sagrado de Nimue, que podría afrontarse a esto?.

Pero esos malditos ojos redondos, chocolate, llenos de suplica. Y esa sonrisa arrasadora de planetas.

Ya estaba rendido incluso antes de intentar protestar.

Tonta y linda Granger. Más le vale recompensarlo muy bien por esto.

Y que Merlin lo ayude.

Tomó aire profundamente intentando juntar el coraje para llamar a la puerta y dejarse de divagaciones mentales.

Porque, mierda, llevaba al menos veinte jodidos minutos, parado fuera de la casa de Hermione Granger, cómo si fuera un maldito acosador.

Alzó la mano, con la intención de llamar a la puerta, pero esta se abrió antes de que sus nudillos llegasen a tocar la madera.

Una mujer, de buenas curvas maduras y cuyos rasgos faciales eran similares a los de su novia, pero en adulta, le abrió la puerta, y le dió una radiante sonrisa

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