Cartas que no deben llegar a Wednesday Addams.

Clack.

Hey Addams.

¡Waoo! Tu máquina rara es bastante vintage, si, pero no quita que sea algo divertida, creo al fin entender un poco porque te gusta ese clack que hace cada que presionas una letra más.

Hoy es miércoles (sé que lo sabes, no hay algo en esta vida que no sepas) y bueno, me puse a pensar en esa rara historia por la cual es tu nombre; viejo, que rara eres, ¡Incluso desde tus raíces!

Pero cómo sea, aún con sus extrañezas, creo que es un nombre lindo para ti.

Y ¡Ey!, Lo digo en serio, combina con tu gótica y única esencia, hace que todo en ti sea difícil de ignorar. Desde tu pesada mirada si no estás acostumbrada a ella, hasta tu nombre...Wednesday, Wednesday, Wednesday...Sip, definitivamente no lo olvidarás aunque quieras.

Oye por cierto, ¿Que haces últimamente por las tardes eh? ¿Acaso un nuevo misterio al que no estoy invitada? Si es así, estaría plenamente indignada, chica gótica, es decir, ¡Derrote a ese tonto Hyde que iba a por ti! Merezco estar en la pandilla del misterio.

Pero cómo decia, espero que sea un nuevo caso tuyo y no algo más...sentimental ¿Entiendes? Con lo que pasó con Galpin descubrí el mayor misterio jamás existente, uno tan grande que ni tu con tus habilidades de Sherlock Holmes podrás igualar. ¿Quieres oírlo? Bien, te lo diré.

Wednesday Addams si tiene un corazón.

¿A qué no es asombroso? De verdad pensaba que no tenías esa cosa que late dentro de nosotros (o siendo más realistas, pudiste ser Asexual) pero no, latidos de amor retumbaron por Tyler Galpin, ¡El jodido Hyde! Claramente no serías tú si tú primer ex no fuera un mounstro asesino.

Sinceramente, es una tontería para mí. Pudiste buscar un vampiro como Yoko, una gárgola cómo Ajax...Un hombre lobo como yo.

Pero va, ¡Que importa! Harás lo que quieras, te meteras en problemas, te enamorarás de otro asesino encubierto y cuando esté a punto de matarte ¿Qué crees que pasará...? Que está estúpida loba te rescatará una vez más.

Por qué aunque odie admitirlo, no dudaré en rescatarte una vez, y otra vez, y todas las veces que sean necesarias de tus tontos instintos suicidas al hacer cosas tan estúpidas que me llenan de una insana preocupación cada que sales con esa determinación estúpida de la habitación y no me dices ni una sola palabra ¡Cómo si no fuera tu única maldita amiga, Addams!

¿Acaso piensas en que siento? ¿Acaso lo ignoras? ¿Acaso te importa? ¡Con un demonio! ¡¿Acaso sabes que existo?!

No, por supuesto que no, debo ser muy idiota ¡Que claramente lo soy! Para pensar que Wednesday Addams va a pensar siquiera un poco en lo que yo sentiría si hace lo que hace. Para ella es ella, ella y solo ella sin nadie más.
Ella y sus putas reglas, ella y su soledad, ella y su asco al contacto físico, ella y su falta de sentimientos mínimos.

Estoy segura que ese momento en que te dejaste abrazar por mi solo fue por dos razones; la primera, porque te sentías en deuda ya que salve tu trasero, y la segunda, porque todos nos veían.

No sabes cómo me hace temblar pensar eso, tanto que ni note en que momento manche estás  hojas con algunas de mis lágrimas y que ya no estaba respirando bien.

Oh pero espera, no sabes de la ansiedad que estoy manifestando últimamente ¿Cierto? Que sorpresa, a quien pasa de mi sin contemplación alguna no le pude decir de mis problemas y muchos menos ella los nota aunque tenga indefinidos rasguños por mis brazos causados por mi cuando trato de calmarme...

Ya no quiero hacer esto, pensé que escribir un poco en esta cosa horrenda que tanto me recuerda a la soledad que vivo sin ti me ayudaría a calmarme, pero veo que solo me recuerda lo jodidamente enamorada que estoy de ti.

Porque es cierto...Me gustas tanto, Addams, carajo, me vuelves completamente loca, no lo sabes y ya me sometí a ti al cien por ciento, cumpliría tu deseo de mi muerte si eso significa tu mirada.

Pero es igual de cierto, que tú no notas eso, así como nada de lo que está a tu alrededor, así como yo, espero que no notes esta carta realmente oculta de ti.

No soy tan estúpida como para dejarte ver mi dolor entre estas letras perfectamente acomodadas por tu máquina de escribir que su clack me hace añorar tu fría compañía.

Inevitablemente tuya, Enid Sinclair.