1

46 4 0
                                    

Aquel viernes a la medianoche Alex entró estresado al bar que frecuentaba. Lo único que quería era sentarse en la barra y beber un largo trago de ese Bloody Mary. El siempre bebió whisky o cerveza, hasta que conoció a Lila.

Lila observó desde la barra como Alex entraba cabizbajo, a ella no le gustaba verlo así. Sabia que la mayoría del tiempo vivía bajo estrés, por eso siempre trataba de premiarlo con un delicioso trago y una cálida sonrisa.

-Hola Alex, ¿Lo de siempre?.

-Si, por favor. -A pesar de haber entrado con mala cara, le dedicó una linda sonrisa a la pelinegra. Hace ya dos años que conoce a Lila, y su momento favorito era cuando llegaban las 12.30 de la noche y sabia que debía estar pasando por esas puertas del oscuro bar para poder reunirse con ella.

-¿Cómo estuvo tu día? -preguntó mientras me pasaba el trago.

-Algo estresante. Estamos trabajando en un nuevo álbum, pero cada vez que quiero escribir algo, mi mente se vuelve blanca. Estoy nublado. -exclamé bebiendo un largo trago.

-No te desanimes, cuando menos lo esperes, tendrás escrita la mayor obra de arte que podrá existir. -Alex rió cuando la escuchó decir eso, sabía que tenía razón. Ella siempre la tiene. Es hermosa, pensó.

-Esa risa quería escuchar. -exclamó Lila. -Si quieres puedo ayudarte, no soy compositora ni nada pero tal vez podría tirarte ciertos temas para inspirarte.

-Me encantaría, si eso implica pasar más tiempo contigo, acepto. -Vió como a la muchacha se le empezaron a pintar los cachetes de color carmesí. Si, es hermosa. Lo reafirmó.

Luego de un par de segundos de estar mirándose, Lila escuchó como su jefe la llamaba para que siga atendiendo a los demás clientes. No renegó porque es su trabajo, pero ella hubiese preferido quedarse con Alex.  -Bueno A, debo seguir trabajando,
cualquier cosa avísame.

Alex sonrió asintiendo mientras la veía alejarse y empezar a preparar más tragos para los clientes. En estos dos años que la conoce, se preguntó cómo es que todavía no tiene su número telefónico. Soy un idiota, pensó.

Bloody MaryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora