23 De Octubre

Epílogo

Becky quería aprender a bailar. No tenía conocimiento del reto que estaba aceptando al meter esa locura en su cabeza. Sentía que no tenía coordinación y que su cuerpo estaba oxidado.

Su madre estaba intentando enseñarle en su habitación mientras le daba instrucciones de como mover sus brazos y piernas.

- Hagámoslo juntas - propuso Rawee pensando que sería buena opción.

Ella imitaba cada paso sintiéndose feliz de ver que podía hacerlo sin problema.
Bailar sola era mucho más sencillo, porque tú podías controlar a tu cuerpo, pero bailar con alguien más implicaba adaptarte para lograr un equilibrio.
Sin embargo, logró hacerlo exitosamente.

Esa misma noche estuvo bailando con Freen durante horas en su balcón. No importaba que estuvieran cansadas, se sentía bien estar entre los brazos de la otra danzando al ritmo de la melodia.

- ¿Dónde aprendiste a bailar tan bien? - preguntó la más alta.

- Digamos que estuve practicando solo para compartir una pieza juntas.

Las mejillas de la pelinegra se tornaron rojizas y en un medio abrazo la jaló hasta el borde para contemplar el paisaje. Desde hace tiempo había comenzando a valorar más la naturaleza
Rebecca le dió un par de besos en la frente y acarició su piel con suavidad, jamás se cansaría de esta sensación y necesitaba grabarla en su memoria.

Becky cuidaba de Freen como si fuera su tesoro más preciado - y lo era -.

(...)

La primavera había llegado.

Becky estaba decidida a construir lo que tanto había planeado para su novia.
Necesitaba materiales y un lugar fijo para ponerse a trabajar, así que, decidió que el patio de su casa era una buena opción por la grandeza de este.

Contempló los gastos y puso en marcha su proyecto.

Cargó con esfuerzo los grandes tubos y repasó los pasos para poder ir armando el objeto.
Anotaba lo indispensable en su pequeña libretita y luego se ponía el lápiz detrás de la oreja para ponerse a laborar.

Trabajó sin descanso para completar su misión en el tiempo previsto y lo tuvo listo justo la noche que deseaba.

- ¡No puedo creerlo, Becky! - Freen estaba emocionada mirando el resultado final frente a sus ojos - es precioso.

La de ojos más claros estaba orgullosa de verla tan feliz y sentía un cosquilleo al mirar todo terminado.

- Así sí podré comprarte la Osa Polar.

Lo que construyó Rebecca era un telescopio que ahora estaba siendo tocado y admirado por su pareja. No sabía si iba a funcionar, pero rogaba que así fuera.

- Justo ahí, está lista para mí inversión - bromeaba bajo el ojo atento de la otra chica que estaba emocionada de verla tan atenta y entretenida con el aparato.

Esto la transportaba a aquella noche donde vieron las estrellas con más detenimiento por primera vez, esa noche dónde el tacto de Freen la descontroló causando una explosión en su ser y no solo por el orgasmo.

Una vez más estaban bajo el firmamento de luminosas estrellas, pero todo era diferente.

- ¡Becky! - sintió como tiraba de su mano para acercarla al lente - justo ahí, un cometa.

Para sorpresa de ambas esto funcionó mejor de lo que esperaban y pudieron ver con sus ojos el fenómeno que estaba pasando por el cielo.
Parecía estar tan cerca que con un estiramiento de manos lo alcanzarían.