18 de septiembre

64 1 0
                                    

Como todas las noches, me dispongo a analizar mi extracto bancario. Las acciones y bonos hacen su magia para que el dinero se duplique. Realizo mi pedido del súper en línea y coordino para recibirlo por la tarde. Reviso la heladera en busca de migajas, y mi suerte cambia cuando encuentro un Tupper de sobras, una lata de tomate y un huevo que deseo que no esté podrido; y me convenzo de que puedo cocinar; no le vendría nada mal a mi organismo.

Los fideos de ayer deberían ser con salsa boloñesa, pero, después de ver el fondo negro en la olla, no me queda más remedio que llamar a este plato: espagueti a la Carbonara. Me encojo de hombros. Después de todo, mi estómago tiene suficiente ácido como para descomponer metales pesados; si no es así, tendré que tomar una gaseosa cola, ¿qué más da?

Pienso en alguien, ninguna persona en particular, mientras mi mano trabaja sobre mi pene, buscando aliviar la tensión de la jornada. ¿No es lo que todos hacen?

Apenas recuerdo cuándo fue la última vez que salí de casa, yo también soy un adicto.


Recuerda que mi libro está publicado en físico.

Puedes ir @hijadelobo.escritora para ver dónde adquirirlo.

escritora para ver dónde adquirirlo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
El monstruo que nos habitaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora