Capítulo 1

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—¡Te han aceptado! —dijo mi madre entrando de golpe en mi habitación haciendo que me sobresaltara del susto.

Cuando levanté la vista posé mis ojos en los suyos, eran completamente distintos a los míos, los suyos color café, como el que desayunaba todas las mañanas y los míos, un azul verdoso como el lago que solía visitar de pequeña. Y aquí es cuando empezaba el juego de encontrar las 7 diferencias, ella tenía el pelo pelirrojo y corto además de tenerlo muy rizado mientras que yo tenía el pelo ondulado y color marrón chocolate, supongo que me parezco más a mi padre aun que mamá nunca me haya querido hablar de él, ya que cada vez que lo mencionaba evitaba el tema. La verdad no sé si está muerto o vivo, tampoco es que me interese mucho.

—¿Qué? —pregunté, no porque no le hubiese entendido, sino por no haber podido procesar bien la información la cual me soltó de golpe.

—¡Te han aceptado en el internado que querías! —repitió, mientras que mi rostro cambiaba de una expresión de seriedad a una de perplejidad.

—No puede ser —susurré sin todavía creerlo.

—¡Si! —me confirmó mi madre, mientras se acercaba a darme un beso y un abrazo —. Tenemos que ponernos a hacer tu maleta. —me miró con cara de tristeza seguramente pensando en la despedida —Todavía no te has ido y ya te echo de menos —se me acerco a darme un abrazo de oso y más besos de los que me gustaría admitir.

—Ay mamá por dios no exageres, todavía quedan como dos meses para empezar de nuevo las clases —intente decir mientras me quitaba a mi madre de encima de mí.

—Bueno, ya te dejo en paz —me dijo mientras me miraba con una sonrisa en los labios y cerraba la puerta de mi habitación.

Al segundo de que me dejó sola, agarre el móvil para contarle a Víctor la buena noticia. No me gustaba llamar a menos que fuese muy urgente, pero esto creo que era lo suficientemente importante como para hacerlo. Apenas tardó el primer tono de llamada para contestarme.

—¿Qué pasa Bella? Estaba viendo mi serie y me has interrumpido, los protagonistas se iban a besar —se quejó Víctor.

—¡No lo vas a adivinar! —grité al teléfono ignorando su queja.

—Eh... No —me dijo mientras se le notaba un tono de voz de confusión.

—¡Me han aceptado en el internado! —volví a gritar al teléfono.

—¡Qué bien Bella, me alegro muchísimo por ti! —Víctor prefiere decirme Bella, ya que Isa o Ella no le gusta demasiado, le parece menos bonito. Cuando Víctor terminó la frase, los dos empezamos a gritar como si tuviésemos 14 años y nuestro cantante favorito viniera a nuestra ciudad a dar un concierto.

—Dime que tú también vienes conmigo por favor —le dije con un tono de súplica.

—¡Claro que sí! —me dijo como si fuese lo más obvio del mundo —. Ya sabes que con que mi padre haga un par de llamadas ya estoy hasta en Hardvard si quiero —rió mientras puse los ojos en blanco por su arrogancia, pero me reí junto a él.

—Pero no entiendo por qué tanto empeño en que te sacases la beca. Sabes que con que les diga a mis padres que te paguen el internado te lo pagan, te conocen y les caes bien.

—Ya lo sé —suspiré—. Pero quería sacarme la beca yo sola y demostrarme a mi misma que puedo conseguirlo sin ayuda de nadie, y sabía que podía conseguirlo con esfuerzo y dedicación. Aparte, no quiero que me lo pague todo tu familia. Tampoco me quiero aprovechar.

—¿¡Cómo que aprovecharte!? —me gritó —¡Eres mi mejor amiga, es lo mínimo que te mereces! — me volvió a gritar aun enfadado.

—Vale, vale tranquilo —le respondí mientras me reía.

Amor en el internado (borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora