Capítulo 2

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Las vacaciones con Víctor probablemente fueron una de las mejores de mi vida. Pero tocaba dejar Venecia atrás y centrarme en estas últimas dos semanas antes del internado. Mi madre, estaba más sentimental que nunca, supongo que tendría miedo a todo en general, como todas las madres. Yo le decía que esto sería como un campamento de verano pero más largo, y sin verano... Pero eso da igual ahora, lo importante ahora es pasar el máximo tiempo posible con mi madre antes de irme. Por eso, decidí hacer un pícnic en una montaña, llevé una manta para sentarnos, y lo más importante, comida, postres y como olvidar su café favorito.

Cuando ya estaba todo preparado y puesto en su sitio, nos pusimos a comer y a reír. La brisa que nos acompañaba sacudía ligeramente los árboles, el olor a café y hierba recién cortada me llenaba los pulmones. Nos lo pasamos muy bien, hasta que me contó algo sobre lo que yo no tenía ni idea.

—Isa cariño —la miré mientras masticaba un trozo de cupcake— tengo que contarte algo importante, algo que tú desconoces. —la miré con curiosidad — Este tema es un poco, como decirlo —le salió una risa nerviosa mientras estaba visiblemente incómoda.

—No te preocupes mamá, puedes contármelo —traté de tranquilizarla.

—Es que es un tema que me trae muchos recuerdos no muy agradables —trato de justificarse mientras le salía una risa nerviosa.

—Tomate el tiempo que necesites, no hace falta que me lo cuentes hoy si no estás preparada —volví a tranquilizarla.

—Sí que quiero contártelo de verdad y estoy preparada, solamente es que no sé cómo empezar. —me quedé en silencio esperando a que siguiera —Verás —se le escapó otra risa nerviosa —Tu padre... —al escuchar esas palabras dejé de mirar el cupcake que comía para centrarme completamente en ella —Está vivo —termino de decir la frase y sentí como si me hubieran arrojado un balde de agua helada encima.

—¿Qué? —fue lo único que pude decir antes de que se me quedase la boca desencajada.

—Bueno, no estoy segura, pero creo que sí, verás, tu padre y yo...

—¿Qué? —volví a repetir con un hilo de voz sin poder creerlo todavía.

—Cariño, ¿estás bien? —se preocupó mi madre— No tendría que habérselo dicho de golpe —susurro para ella misma —estás un poco pálida.

—Mi padre está vivo —no era una afirmación para ella, sino para repetírmelo a mi misma y terminármelo de creer.

—Si, verás... —miró al suelo —No sé si te acuerdas, bueno eras pequeña todavía —rió nerviosamente de nuevo— ¿Te acuerdas del incidente de la moto?

Como olvidar aquel día, solo tenía 4 años, pero me acordaba perfectamente de todo lo que pasó.

*FLASHBACK*

—¿Mamá, cuánto falta para llegar a casa? —pregunte mientras miraba arriba y le agarraba la mano a mi madre.

—Ya casi hemos llegado cariño —me respondió mientras andábamos al lado de la carretera por una acera bastante estrecha.

Escuché el ruido de una moto acelerando y para cuando me giré vi una moto negra a toda velocidad. Uno de sus brazos soltó el manillar de la moto y la estiro como para coger algo, ese algo, era yo. Me agarro de mi brazo, y lo último que escuche fue a mi madre gritar mi nombre e ir detrás de la moto corriendo, pero la moto iba demasiado rápido como para alcanzarnos.

Ese hombre me sentó delante de la moto mientras se alejaba cada vez más de la ciudad. Yo no lloraba, no tenía miedo, simplemente me preguntaba quién era esa persona y donde estaba mi madre.

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⏰ Última actualización: Jun 19 ⏰

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Amor en el internado (borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora