Socializando.

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—Mucha suerte, leona. Cualquier cosa nos escribes.

—Pero no salgas corriendo enseguida. Charla con Danielle, es agradable. Y bonita.

Haerin sintió los brazos de Minji y Eunchae rodear su cuerpo con fuerza y calidez.

Según habían acordado durante el día, Haerin iría a almorzar con Danielle en la cafetería y Minji con Eunchae aprovecharían la invitación de Hyein para jugar UNO. Aunque la mayor de las tres sólo acompañaría a Eun, pero probablamente se quedaría con su amiga.

—¿Por qué no van conmigo? —murmuró.

—Iremos a jugar UNO —contestó Eunchae, acomodando su chaqueta.

—Yo quiero jugar UNO —mintió. Haerin realmente no le gustaban mucho los juegos de mesa, era mucha competitividad y ella era mala en eso.

—No, no —Minji negó. —Es tu momento de brillar, Hae.

—Pero...

—Estás haciendo esperar a Danielle —interrumpió Eunchae. —Nosotras tenemos que ir a la biblioteca. Rápido, unnie.

La de flequillo tomó la muñeca de Minji, haciendo que ésta se impresionara por lo repentino que fue el gesto.

—¡Suerte! —gritó Eun.

—¡Mándanos un mensaje cualquier cosa! —y le siguió Minji.

Ahora ellas dos estaban cada vez más lejos en el pasillo, mientras Haerin afirmaba su bolso del almuerzo contra su abdomen y sentía todo su cuerpo sudar.

No solo iba a pasar el almuerzo con alguien con quien no conocía ni tan bien, sino que también iría sola a la cafetería donde estaba casi toda la escuela disfrutando sus comidas, charlando, comprando, existiendo básicamente. Haerin no solía estar en lugares con tanta gente sin alguien que conociera. En ese momento, Eunchae y Minji no estaban ahí. Estaba sola.

Se sintió increíblemente nerviosa al pararse enfrente de la entrada y ver cómo toda la gente estaba ahí. Y ella aún con su bolso entre sus brazos esperando encontrar a Danielle con la mirada.

No se atrevía a entrar sin antes hallar a su compañera de reforzamiento, eso estaba claro, pero no veía rastro de ella. ¿Eso no sería una broma? Le preocupaba que sí lo fuera.

Muchos pasaron de ella y la ignoraron, como siempre. Otros accidentalmente la empujaron, pero se disculparon. Y otros simplemente la pasaron a llevar y no se lamentaron ante ello. Tal vez iban muy ocupados.

Haerin tomó aire y negó con su cabeza. No iba a hacer eso en ese momento. Se sentía muy sola, con demasiada presión.

Iba a darse media vuelta cuando una mano sostuvo su brazo delicadamente.

—¿Ya te vas? —preguntó.

Esa voz alegre y dulce, con un acento peculiar que le daba originalidad a sus palabras, tranquilizaron el corazón de Haerin.

Pero, un momento, ¿ella no era Danielle?

Sus nervios habían vuelto.

—Pensé que vendrías con tus amigas —le sonrió. Esperó respuesta, pero Haerin guardó silencio. —¿Todo bien?

Haerin asintió frenéticamente.

—¿No te gusta hablar, verdad?

—No —contestó rápido.

Danielle le sonrió con dulzura. Para ella parecía ser un milagro que Haerin le respondiera verbalmente.

—O sea, sí hablo. Es solo que no me gusta mucho comer aquí —nerviosa rascó su nuca. —Es mucha gente.

question...? | daerinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora