La oportunidad de las oportunidades.

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El reforzamiento estaba siendo un poco difícil para Haerin.

No porque le costase Matemáticas o no estuviera entendiendo la guía de ejercicios en su mesa. Era exclusivamente por Danielle.

Sus ojos se desviaban incontrolablemente donde ella, viendo cómo trabajaba tan concentrada en la hoja y mantenía su semblante más serio que otras veces.

Haerin sabía que ella había sido la que arruinó un poco todo y había, quizás, desilusionado a Danielle con el rechazo a su salida siendo que había sido muy amable al invitarla.

A veces le frustraba mucho ser tan insegura y temer demasiado por relacionarse con gente nueva. Eso sucedía, no era que no quisiera salir con Danielle y sabía que nadie rogaría como para tener una segunda oportunidad para aceptar la salida. Haerin tendría que hacerlo por su propia cuenta. Y eso le daba miedo, ya que nunca invitó a salir a nadie y cuando lo hizo la rechazaron de una forma casi humillante. Digamos que Hae no tenía las mejores experiencias como para decir que resultaría.

Y no es que Danielle se viera intimidante o como una adolescente con el ego tan alto que se hacía de rogar porque alguien la invitase a salir. En realidad, ella era mucho más sencilla de lo que se creería y eso era una sorpresa bastante grata para quien se le acercase con intenciones de salir.

Haerin sabía que en algún momento tenía que intentar hacer algo por ella misma. Quitarse la timidez y el miedo, y afrontar cualquier realidad que le llegase en la cara. Total, nadie tenía resultados maravillosos al invitar a otra persona a salir.

De esa forma, tomó aire y se levantó de su asiento. Se quedó parada por diez segundos aproximadamente y después de ello, caminó hacia el puesto de Danielle. Estaba sentada en el tercer pupitre de la fila del medio y Haerin seguía en los últimos asientos, como siempre.

Al pararse frente a su mesa, Danielle alzó su mirada algo asustada. Haerin la miraba con su típico semblante neutro y sus ojos grandes clavándose en su mirada. No negaba que le dio algo de nervios la situación.

—Hola —saludó enseguida.

Estaba tratando de mostrarse lo más normal posible. No quería verse como una fracasada o quedar peor a la impresión que quizás Danielle tenía hacia ella.

—Hey.

Danielle le sonrió maravillosamente. No se mostró enojada como Haerin pensaba o tal vez molesta por lo del fin de semana. No, ella le sonrió como si no la hubiera rechazado. Y eso agradó bastante.

—¿Te interrumpí? —preguntó, jugando con sus dedos nerviosa.

—Ehh... —Danielle miró la guía de ejercicios —, no, tranquila.

De todas formas, Haerin no quería quitarle mucho tiempo. Estaba segura que Dani tenía cosas más importantes que hacer en ese momento.

—Sabes, umm... —rascó su nuca —. Yo... bueno, me quería disculpar por lo del fin de semana cuando me invitaste a salir. Siento que fui grosera o tal vez no lo dije bien. Y la verdad no es que no quisiera salir contigo, solo que me da un poco de miedo a veces relacionarme con más personas y me preocupa mucho, al final termino arruinándolo un poco.

Danielle abrió la boca para contestar, pero el dedo índice alzado de Haerin la hizo callarse.

—Escucha, de verdad lo siento. Después me arrepentí de rechazarlo, pero no quería decírtelo porque pensé que creerías que soy una rara y que te estoy haciendo una broma. Cosa que no es así, aunque quizás se puede interpretar de tal forma —habló rápido. —Lo siento, Danielle. Lo puedo compensar. De hecho, eso quiero hacer ahora.

—¿Compensarlo? —frunció el ceño.

—Sí —asintió segura. Internamente se estaba dando ánimos a sí misma —. Yo... yo quiero invitarte a salir. Si puedes esta semana. Podemos ir a una cafetería de gatitos. No tiene que ser hoy —aclaró asustada —. Así puedes pedirle permiso a tus padres y yo también pedirles permiso, y también descansas bien. ¡Y también! No arruino ningún plan que quizás tengas en mente hoy.

Danielle soltó una risita y asintió, entendiendo a Haerin.

Hablaba muy rápido a decir verdad, pero entendió bastante.

—No tengo nada que hacer hoy, pero si te parece mejor otro día de esta semana está bien —contestó. —Hablas muy rápido.

Haerin se sonrojó y agachó un poco su mirada.

—No te disculpes, no fue nada malo. Y lo dijiste bien, no me molesté ni nada por si eso te preocupaba —aclaró —. Mi propuesta de invitarte a salir siempre está en pie.

Haerin trató de disimular la sonrisa leve en sus labios, pero Danielle se dio cuenta de eso. Era adorable.

—¿Salimos el jueves? —intrigó Dani.

La de flequillo asintió avergonzada.

—Genial —sonrió.

La sonrisa de Danielle intimidaba (en un buen sentido) a Haerin.

Esa era la oportunidad de las oportunidades para expander su lado social.

question...? | daerinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora