06.

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En aquel frío diciembre, un 7 para ser precisos. Llegó un mensaje de texto con el contenido breve donde solo había una ubicación y una hora, nada más.

La chica estaba en la misma esquina del bar ¿Acaso era ese un buen lugar para conversar? Se preguntó a sí misma. La silueta del joven se dejó ver y con la mirada buscaba entre la multitud a lo que sería su actual novia pero solo hasta ese día.

Vanessa se levantó de la mesa, dando señal a Iván para que llegue al sitio. El jovencito totalmente perdido la miró y le dedicó su inocente sonrisa, sus ojos brillaban tan hermosamente cada vez que veía a Vanessa. Por otra parte, Vanessa también tenía sus ojos brillantes pero no justamente por la felicidad. Ella no solía llorar frente a otras personas, mucho menos en lugares públicos, tampoco frente a Iván pero, hoy sería probablemente el último día que lo iba a ver y seguro el joven olvide este momento.

— Vane, ¿Cómo andas? Además de hermosa. — Dijo el chico entre risas, era un total bromista además de torpe con los cumplidos. Para nadie era un secreto que Vanessa era la primera novia de Iván, o bueno, algo que se podía considerar serio a pesar de sus pasajeros romances.

— Te llamé aquí para decirte algo, Iván. — Respondió distante la chica. Sus mejillas y nariz se encontraba roja, hacia conjunto con sus ojos que debido al llanto ya se tornaban de un leve carmesí. Era un color opuesto al de sus claros ojos azules.

— ¿Iván? ¿Sucedió algo, Vane? — Preguntó el chico con una risa nerviosa. “Ivan” era la manera en la que lo llamaba cuando estaba enojada. — Che, lo que te dije de que odiaba que me llamaras Darling era joda.

El chico empezó a jugar con sus manos, en especial los anillos que llevaba, mostrándose totalmente nervioso.

— Amo cuando lo haces ¿Sí? — pobre, él no tenía la mínima idea de lo que pasaba.

— Terminemos.

Una palabra que salió disparada, tal como una bala de improvisto hacia el corazón del chico que aún no comprendía la situación. Perplejo, soltó una pequeña risa nerviosa mientras se reincorporaba en la silla. Ahora el ambiente del bar dejó de ser romántico, aunque en realidad nunca lo fue.

— ¿Es por el tema de la facultad? Vane, tienes todo mi apoyo. — El chico trató de aguantar las ganas de llorar. — Tu sabes que yo haría cualquier cosa por ti, ¿No tienes a donde ir? Vamos a vivir juntos y–

— Me voy del país. — Volvió a responder.

Iván no podía creer lo que estaba escuchando, ¿Desde qué momento todo empezó a salir mal? Se preguntó a si mismo. Perdido en sus pensamientos y en su propia culpa escuchó el llanto de la chica, ella lo estaba pasando peor.

Entendió la situación, pensó por un momento. Vanessa no estaba bien.

— Vane, por favor. — Su voz se entrecortaba, esto le estresaba. Necesitaba expresar su sentir. — No terminemos ¿Sí? Podemos mantenernos a distancias, no habrá gran diferencia.

— Iván, mi mayor sueño es verte hacer aquello por lo que tanto te has esforzado. — Vanessa le dedicó una sonrisa. — Pero sin mí.

Eso fue como una cubeta de agua fría, tal como una bofetada. Iván no iba a salir vivo de aquí.

— Te envidio. — Siguió ella. — Porque tienes un sueño tan claro, tan hermoso que quisiera robartelo pero no soy como tú.

— Vanessa—

— Yo he vivido toda mi vida tratando de poder ser aquella mujer de la que mis padres pudieran sentirse orgullosos pero ahora ya no los tengo conmigo. 

Rompió en llanto.

— No es tu culpa la situación pero yo no me siento bien, no quiero que mi tristeza consuma lo radiante que eres.

— Eso nunca pasará.

— Sí, si pasará. Es más, ya lo está haciendo.

— No, discúlpame. Te prometí que no iba a llorar frente a ti pero...

— Ambos lloramos, estamos a mano. — Dijo ella. — Puedes odiarme, no te voy a culpar porque yo en este momento me odio.

Y con ello se quedó todo en silencio por unos minutos. El mesero trajo las bebidas, ambas derritiéndose pero sin cambiar el contenido. Nadie bebía. Lo único que se derramaba era el agua por las bebidas derretidas y las lágrimas de dos enamorados que por culpa de factores externos ya no podían cumplir las tontas promesas hechas en un sofá y selladas con un inocente beso en la frente.

Again - Spreen.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora