Capítulo 10 Vuelve a pregunar...

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Elizabeth Belmont

Al salir de aquella piscina, tome mi ropa, me cambie lo más rápido que pude, enfadada y me alejé de la casa lo suficiente como para terminar en medio de la playa.

No me podía creer que Jake me humillara de aquella manera. Tan perfecto que me parecía, pero lo que más me desquiciaba era que incluso con eso, no podía enojarme con él. Yo le estaba haciendo algo peor que humillarlo. Lo estaba utilizando y mintiendo para una venganza de la que él no tenía nada que ver.

Agotada, me abracé a mi misma y me quedé mirado el mar y sus olas. Pensé en volver y pedirle a Joseph que me llevara a casa, pero no podía pedirle ese favor cuando mi estúpido jefe lo había tratado así.

Y como si lo hubiese invocado, a lo lejos vi como se acercaba con precaución. Se había cambiando también.

¿Es que no podía estar un rato sin verlo?

No, mija. Ni tú aguantas tanto sin él.

Eliz... —empezó cuando llegó hasta mí.

—¡¿Qué ocurre contigo?! —exploté luego de una cansada exhalación—. ¡No tenías porque hablarle de esa forma, él es un cliente, UN CLIENTE! ¡¿Es que no piensas?!

Y en lugar de inmutarse, me miró ofendido.

—¿Por qué lo defiendes tanto? Yo soy al que deberás de defender. Soy tu jefe, ¿no?

—¡A ti no te hizo nada! ¡A nadie le ha hecho nada! ¡Eres tú el único antipático y grosero! ¡Y lo peor es que no tienes motivos válidos para serlo!

Y por primera vez, noté cómo se le marcaba la vena del cuello y como enrojecía hasta los pies. Su mirada se ensombreció y dio un paso autoritario.

—¡Pues si tanto lo soy, no deberías estar trabajando conmigo!

Oh, oh. Así que el niño bonito sabía gritar, ¿eh?

—¡Ni siquiera yo sé porque estoy contigo! ¡Ya se que sobró en tu maldita empresa! —lo encaré—. ¡Y no te preocupes, dejaré mi puesto mañana mismo para que puedas dárselo a tu amada Natt!

Eso último salió sin pensarlo, y me arrepentí al instante.

—¡¿Que tiene que ver Natt?!

—¡Que se ve que ella claramente haría mejor el trabajo! ¡Y no te atrevas a negarlo!

—¡Esto no es por el maldito trabajo!

—¡Todo esto ES por el maldito trabajo, Jake!

—¡No, no lo es! ¡Y tú lo sabes bien! ¡Así que déjate de tonterías y asume las consecuencias!

—¡¿Consecuencias?! —repetí— ¡¿Consecuencias de que?! ¡Lo único claro aquí es que yo ya sobró en WARQ!

No dijo nada.

Solo me miró ceñudo por un momento.

—¿No lo ves? —preguntó con tono áspero y por primera vez noté una mirada peligrosamente atractiva.

¿No veo qué? —enarqué una ceja en un intento de mantener todo mi autocontrol.

—Solo trato de llamar tu atención —susurró acercándose peligrosamente.

Y se que pude retroceder, de hecho, me cuestioné porque no lo hice en ese instante, pero de lo único que era consiente en ese momento era que no quería que ninguno de los dos retrocediera por ningún motivo, no me importaban las consecuencias que surgieran después.

Con su peligrosa cercanía fui más consciente de su atractivo, de su adictivo aroma, de esos ojos perfectos...

—Vuelve a preguntar que me pasa con Joseph —ordenó en un susurro ronco.

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