¿Somos destinados?

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Su historia había comenzado de una forma poco común

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Su historia había comenzado de una forma poco común. Aunque, en realidad, nada en sus vidas cotidianas era realmente común, salvo, tal vez que, eran un alfa y omega con una pequeña cachorra llamada Miri, su hija adoptiva, viviendo juntos en una de las zonas residenciales más bonitas y seguras de la ciudad. Lo cual era un tanto irónico para sus vecinos. Estos vivían en la zona más segura de la ciudad, pero desconocían que tenían de vecinos a dos asesinos profesionales. Sin embargo, Kazuki estaba seguro de que sus vecinos pensaban que eran una de esas jóvenes parejas adineradas.

— Su omega es bastante tímido ¿verdad? — le había dicho una señora omega de tercera edad con la cual a veces coincidían en el ascensor e intercambiaban tips gastronómicos.

Kazuki abrió los ojos sorprendido ¿cómo esa señora se había dado cuenta que Rei era omega? Aunque, quizás los vecinos lo supieron antes que él, algo vergonzoso para un alfa.

Cuando se mudó al departamento no sabía que Rei era un omega. Es decir, Kyutaro los había presentado con la finalidad de que trabajaran juntos, aunque, quizás sus objetivos internos eran diferentes. Aun así, Kazuki está agradecido con que lo haya hecho, pero debió avisarle que viviría con un omega.

No podían culparle por no darse cuenta por sí mismo. Los omegas eran normalmente pretenciosos y cuidaban mucho su aspecto físico, al menos con los que había convivido. Además, dejaban el rastro de sus deliciosos aromas como señal de su paso. Su omega anterior, su difunta esposa, no era pretenciosa como tal, pero sí cumplía perfectamente con el estereotipo de omega japonesa. De ella aprendió a perfeccionar sus técnicas culinarias y a ocuparse de una casa correctamente, porque antes de ella no tuvo un hogar en sí, se hospedaba donde le tocaba, donde caía, donde despertaba luego de una noche intesa de sexo con alguna pobre persona a la que hubiera tenido que sacarle información. Su esposa, su omega, le había enseñado qué era un hogar y que había que cuidar ese lugar.

— Es usted un alfa muy cariñoso con su omega — le dijo aquella vecina al ver como Kazuki llevaba bolsas del supermercado para cocinar.

"No es que sea un omega tímido, señora, es un hikimori...y no es que yo sea un alfa cariñoso, si no me encargo de la casa, se cae a pedazos", le hubiera gustado responder, pero solo río con un leve sonrojo en su rostro.

La primera vez que ingresó al departamento de Rei fue el mismo día en que fueron presentados. El día que ingresó al departamento de Rei casi se cae de espaldas. Era un lugar completamente vacío. En el sentido que no había decoraciones, muebles, nada que transmita calor de hogar. Solo había empaques de comida chatarra por todos lados, además de cajetillas de cigarro. Era un desastre. Ese día solo se quedó con Rei porque no tenía a dónde más ir, esa misión juntos se extendió un poco más de tiempo porque debieron investigar que era un pez gordo de la yakuza. Sin embargo, durante esos días, fue inevitable no comenzar a limpiar un poco. Quizás había desarrollado una manía por que no hubiera nada fuera de lugar que aunque no era su casa, no podía vivir, ni siquiera temporalmente, en medio de la suciedad y desorden.

El amor destinado de Kazuki KurusuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora