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Mérida no podía hablar, sus amigas la bombardeaban con preguntas acerca de su cita con Hiccup Haddock.

- ¿Se besaron?

- ¿Fue un beso con lengua?

- ¡Callense! - Exclamó Mérida, provocando que sus dos amigas dejaran de hacer preguntas y varias personas de mesas cercanas pusieran su atención en ella -. Rapunzel, no hubo besos. GoGo, eso es asqueroso.

- Vale... - Dijo GoGo y bebió del café que tenía en su mano derecha.

- Y... ¿Qué hicieron? - Preguntó Rapunzel y cerró el libro que estaba leyendo.

Las tres amigas estaban sentadas alrededor de una de las mesas que se encontraban fuera de la cafetería del colegio, algunas nubes estaban en el cielo, y todos usaban ropa que pudiera protegerlos de aquel frío día.

- Caminamos por el parque, compramos helados, hablamos - enumeró Mérida -. Ya saben, cosas normales.

- Hablando de Roma, el rey se asoma. - Dijo GoGo mirando a algún lugar detrás de Mérida.

La pelirroja no se quería voltear, ya que sabía que allí estaba el castaño que la volvía loca. Pero ella no quería que él pensara que estaba desesperada, ella no quería estar siempre junto a él para no ahuyentarlo, por lo cual no se voltearía y dejaría y continuara con su camino.

- ¡Hey, Hiccup Haddock! - Exclamó Rapunzel y elevó su mano derecha, agitándola -. ¡Ven aquí!

Mérida sintió como sus mejillas comenzaban a arder, GoGo la miró y ahogó una carcajada. Si había algo en lo que Rapunzel definitivamente no era buena, era en la discreción.

Hiccup se acercó a la mesa donde las tres chicas se encontraban, cob una sonrisa decorando su rostro. Saludó a Rapunzel y GoGo con un beso en la mejilla, pero en el momento e el que debía saludar a Mérida sucedió un error.

La pelirroja estaba nerviosa, movió su rostro al mismo momento en el que Hiccup se inclinaba para besar su mejilla, pero los labios del castaño se estrellaron sobre los de ella. Ambos se separaron rápidamente, mirándose a los ojos con el asombro reflejado en sus rostros.

- ¡Hey! - Saludo Jack acercándose a ellos, todos estaban en silencio - ¿Sucedió algo malo?

Rapunzel estaba por responder, pero GoGo la interrumpió:

- No sucedió absolutamente nada.

- Vale - el peliblanco se encogió de hombros y extendió su mano hacia Rapunzel -. Solo vine para hablaar con mi novia.

La rubia se puso de pie y cogió la mano de Jack.

- Luego hablamos. - Dijo Rapunzel a sus amigas, cogió su libro de la mesa y se alejó del lugar, con su mano izquierda entrelazada con la de su novio.

GoGo miró a su amiga pelirroja, la cual estaba sonrojada, luego miró a Hiccup, quién se sentó en el lugar que anteriormente estaba ocupando Rapunzel y bajó la mirada.

- ¡GoGo, Mérida! - Exclamó Tadashi y corrió hacia la mesa, GoGo se puso de pie y su novio la rodeó con sus brazos para luego besarla. Ambos se separaron luego de unos segundos y se sonrieron, Tadashi miró a Mérida, y fue en ese momento en el que se percató de la presencia de Hiccup -. Hola, Mér. Haddock.

- Hamada. - Respondió al saludo Hiccup.

- Hola, Tadashi - saludó Mérida, ya no estaba sonrojada -. ¿Qué tal tu fin de semana?

- Bastante atareado, ayudé a esta pequeña con Matemáticas. - Respondió él y desordenó el cabello de su novia.

- Oye, no hagas eso. - Se quejó GoGo y apartó las manos de Tadashi.

Mérida rió, ni ella y ni GoGo se percataron de las miradas fulminantes que se dedicaron Hiccup y Tadashi en aquel momento.

- ¿Ayuda en Matemáticas? - Preguntó Mérida -. No les creo nada.

- Oh, claro. Nadie cree que yo esté interesada en saber un poco más de Matemáticas. - Se quejó GoGo.

- No es eso, es que tu sabes mucho de Matemáticas, y lo que menos creo es que Tadashi te haya ayudado - explicó la pelirroja -. A ti no te gusta que él te ayude.

- Oh, callate. - Dijo GoGo, cogió la mano izquierda de su novio y ambos comenzaron a caminar para alejarse de allí. Mérida comenzó a reír y GoGo aprovechó ese momento para gritar;- ¡Al menos yo sí tengo novio!

- ¡Ja, ja! ¡Muy graciosa! - Exclamó Mérida con sarcasmo, luego miró a Hiccup y recordó el corto beso que se habían dado por accidente -. Eh... Yo... Lamento lo del beso.

- No importa, fue... fue un accidente. - Intentó tranquilizarla el castaño, pero él estaba quizás más nervioso que ella.

Ambos se dedicaron un pequeña sonrisa, estaban nerviosos, pero a ambos les había gustado la corta sensación de sentir los labios del otro.

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