01 : little skirt

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La había fregado, por supuesto que lo había hecho y es por eso que está totalmente dispuesto a aceptar su error y disculparse con su novia. Esta vez quién se había equivocado era él, no estuvo bien y se averguenza profundamente de lo que hizo. Si él está así de avergonzado, no se imagina como está ella quién es la que ha pasado la mayor parte del disgusto.

Respeta a su novia, es por eso que ofrecerla a hacer un trío con dos de sus mejores amigos no estuvo bien. No cuando no había considerado como se sentiría al respecto ella, si le gustaría o si no. Él era un tonto, y estaba dispuesto a aceptar hacer lo que Emma quisiera para ganar su perdón.

Sin embargo tiene un inconveniente; hace una semana que la chica no se contacta con él, no va a buscarlo y mucho menos la manda mensajes. Casi como si ella no estuviera. Normalmente es Emma quién inicia todo; quien planea sus salidas, quien lo llama para tener sexo y quien lo busca a él.

Supone que esta vez no sería de esa manera y que tendría que ser él quien la busque ahora. Es por eso que se encuentra en la puerta de su casa, tocando el timbre una y otra vez pero sin oir respuesta alguna.

Ella debía seguir muy molesta, pero él no se daría por vencido. Tenía que convencerla de que lo perdone, de no ser así los dos años de su relación se irían por completo a la basura, y eso era lo que menos quería en ese momento.

Estaba bien con una novia, no quería buscar chicas con las cuales pudiera tener sexo, se sentía mejor con alguien estable y adorable como ella, y como por fin había cumplido los dieciseis y ya era mayor de edad, por fin estaban teniendo sexo sin remordimiento.

Para ser sinceros ella era bastante buena en eso; se dejaba hacer y a la vez tenía garra. Le gustaba, era su estilo.

Suspiró, tocando la puerta por quinta vez, sin respuesta alguna. Poco después se apoyó en ella, cansado de estar parado ahí por tanto tiempo, sin embargo se separó al mismo instante que sintió movimiento dentro de la casa, poco a poco acercándose a donde estaba.

Se paró derecho, preparándose mentalmente para disculparse con su novia. No sería difícil, pero no estaba acostumbrado a hacer ese tipo de cosas.

Pero la puerta se abrió, y la persona que vió no era quién pensaba que saldría.

ー¿Mhg?ー el pequeño rubio hizo un sonidito con su boca, a la par que se picaba los ojos; se acababa de levantar y su aura adormecida y suave se lo confirmaba. 

Él simplemente exhaló, ese mocoso no tenía remedio.

ー¿Eres tonto, Mikey? No abras la puerta de tú casa si te acabas de levantar, vas a terminar con una bala en la cabeza si sigues siendo así de descuidado. Maldito imprudente. ーregañó al hermanito de su novia, y también mejor amigo.

El pequeño pero poderoso Mikey; su único gran amigo, pero cuya amistad había cortado al saber que estaba con su hermana. Fué doloroso saber que ganaría a un Sano pero perdería al otro, y no cualquiér otro; perdería a la persona más importante para él hace dos años.

Aunque no se hablaban casi, él seguía queriéndolo mucho, anhelaba protegerlo. Ni siquiera recuerda como dejó que su amistad se deteriorara al punto que podían pasar meses sin verse y solo comunicarse por medio de Emma. Pero bueno, él era jóven, en ese tiempo solo pensaba en chicas con grandes pechos, y su hermanita sí que los tenía, mientras que Mikey solo era un chico más.

ー¿Kenchin, en serio eres tú? ¿Viniste a verme? ー Mikey le preguntó, abriendo los ojos enormemente al verlo parado. Él sonrió, ese niño no había cambiado nada, seguia siendo un pequeño consentido.

ーAlgo así... ¿Está Emma? ー preguntó, metiendo las manos en los bolsillos de su pantalón. Se sintió incómodo al ver que la expresión alegre del muchachito decaía al mencionar el nombre de su hermana.

ーEmma se fue de viaje con Hina y Takemicchi hace por lo menos una semana, y por lo menos por otra semana. ー le aseguró el chico con la mirada en el piso.

ーOh, entiendo. ー Entonces era por eso que no lo había contactado y que no le mandaba llamadas ni mensajes, ahora lo entendía todo. ーBueno, entonces creo que me v-

ー¿No quieres pasar y conversar? ー le preguntó el pequeño Sano, abriéndo completamente la puerta, ocasionando que pueda ver su cuerpo completo, vista que lo dejó con la boca abierta.

¿Qué hacía Mikey con la falda que le había regalado a Emma el día de su cumpleaños?

¿Por qué le quedaba tan bién?

ーYo...ー intentó hablar, pero la saliva había escapado de su boca. ーMikey, ¿ya te viste abajo? ー optó por preguntar, tal vez el chico no se había dado cuenta de que llevaba puesta la falda de su hermanita. De seguro al darse cuenta se avergonzaría y lo odiaría.

ー¿Hablas de la falda que le regalaste a Emma? Oh, sí. Me gusta mucho, es de mis favoritas. ー aseguró el Sano, dejándolo con la boca abierta por segunda vez. ー Gracias por el regalo, Kenchin.

ーMikey...

ーKenchin, ¿no quieres hablar adentro? Hace frío. ー preguntó el chico, colocando sus pequeñas manos por entre sus piernas y sobre la faldita rosada.

Pudo observar la manera delicada en la que sus piernas blancas y rechonchitas contrastaban perfectamente con el color de la falda. Era demasiado lindo... sexy.

Tragó saliva. La expresión sonrojada y tímida que el muchachito traía en su rostro era sin duda alguna la cereza del pastel.

Que quién sea que los gobierne lo perdonara por lo que estaba deseando hacerle a su amigo de la infancia y que Emma lo perdonde por lo que tiene planeado hacer, pero sin duda no se arrepentiría.

 

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Little skirt [ drakey ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora