Sinfonía [Hyunchan]

Capítulo 17: Granja

Chan estaba aterrado había perdido la noción del tiempo, tras ser descubierto solo podía sentir sus manos atadas, ojos vendados, su boca cubierta por una sucia tela y la suavidad de lo que suponía era una cama, solo podía esperar a ser salvado, ¿pero quien lo haría?, solo recordaba la risa de su padre alardeando por asesinar a la familia de quien era su Alfa, sentía asco y repulsión de quien lo había traído a la vida.

—suponía que eras más listo muchacho— escuchó la burlona voz de su padre entre la oscuridad. —lamentable, tenía muchos planes para ti, pero no me dejas opción— los pasos se hicieron presentes a su alrededor, asustado el omega trato de huir, forcejeo pero no pudo más que retorcerse escuchando la risa se su padre .

—te sacaré un buen precio y el primero de tus crías será mío— sujeto con fuerza el rostro de su hijo causando que este jadeara — si es omega, tendré al próximo hasta conseguir un alfa, después de todo—soltó el rostro del omega para luego bajar su mano hasta llegar a su vientre —te criaran sin descanso como la sucia perra que eres—.

Soltando un grito desgarrador Chan con cada una de sus fuerzas intentando liberarse pero no era suficiente, sabía a donde lo llevarían, una granja de omegas donde lo único que se le permitiría era procrear, tenía  miedo, la única persona que deseaba era a su chico de las flores, su alfa,  su Hyunjin.

 —disfruta de tu estancia allí—

Han observaba la puerta de su habitación desde el rincón más alejado con miedo al escuchar la discusión de los alfas en el primer piso de la gran mansión, ya era de mañana, tanto Minho como el no habían intimado por lo cual el patriarca Lee estaba molesto,  aunque nadie de la casa contaba con que la noche anterior la esposa de Minho huiría con otro hombre.

—¡Eres un estúpido!,  ¡no tienes las pelota para ser llamado alfa!— los gritos del patriarca  Min seguían sin bajar su intensidad.

—¡me importa una mierda lo que tu quieras!, ¡ella se fue!— esta ves el alfa menor alzo la voz llenando de curiosidad al omega, era primera vez en su vida que Minho respondía a su padre, esto le traía muchas esperanzas a Han.

—¡entonces ve a follar al omega!, ¡solo una cosa debes de hacer y no eres capaz—un estruendo se escucho después de eso, no eran más que gruñidos sin sentido, golpes y no cedió hasta que el  sonido de un cristal rompiéndose se escucho.

Le tomo varios minutos a Han procesar el silencio , tenía miedo, Minho iría a buscarlo ¿verdad?, tembloroso se levando del frío piso que lo refugiaba , dio lento pasos tambaleantes acercándose a la puerta, soltando un bocado  de aire la abrió, camino lentamente hasta llegar al final de la escalera.

—¿Minho?— pregunto en un susurro quedándose en shock al ver al patriarca  Min de pie fumándose un cigarro junto a dos hombres a su lado , el cuerpo de Minho se encontraba tirado boca abajo cubierto de sangre .

—Llévenselo— gruño el alfa mayor, los dos hombres obedecieron, Han retrocedió asustado, aquellos alfas , lo jalaron sin cuidado llevándoselo dejando a su alfa allí , en el frio suelo.

Lo único reconfortante para Han era que Minho aun respiraba.

Jeongin tenía un mal presentimiento, después de haber entregado aquella carta no podía dejar de pensar que había algo o alguien quien lo seguía, pero eso no era posible había cuidado sus pasos,  nadie sabía de lo que ocurría el primero de abril. Ansioso al ver como mas siluetas se unían detrás de el cubrió su cabeza con su capucha tratando de perderse entre la gente, sintiendo la adrenalina a flor de piel corrió hacia uno de los callejones donde se detuvo al ver que una carreta impedía el paso.

—¿se les perdió algo caballeros?— pregunto reflejándose los barrios en su voz, los hombres lo rodearon y de la carreta un barbudo hombre se bajo.

—Es hora de que todos ustedes aprendan que no deben meterse en mi camino— la voz del patriarca Bang se escucho, Jeongin apretó sus puños dispuestos a pelear —muchacho, quieto si no quieres que ellos paguen por ti— Bang descubrió la carreta mostrándonos cuerpos de tres omegas, los cuales el conocía.

Han

Chan

 y Félix.

—Eres un cerdo—soltó con ira antes de que fuese golpeado por cada uno de los hombres que lo rodeaban.