Prólogo

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El mundo era un lugar cruel si se tenía en cuenta las castas que los dividían a todos.

Alfas, betas y omegas.

Entenderlo era sencillo, pero no por ello era justo.

Los alfas, los fuertes, los jefes de familia, mujer u hombre, no importaba, lo que importaba era el segundo género que los dominaba. Si eras alfa eras afortunado, el mundo te abría las puertas y nadie se metía contigo, era sencillo conseguir pareja si entraban en celo y aún más sencillo ser quienes dominaban el mundo. Suseptibles ante las feromonas, pueden perder los estribos fácilmente si su lobo interior es provocado.

Los betas, aquellos que no se dominaban por feromonas, los ciclos no les afectaban y su biológia no se veía afectada por su lobo interno pues no lo poseian. Los "normales" si pudiese decirse así.

Y luego estaban los omegas, la casta más maltratada de todas, aquellos que siendo hombre o mujer podían llegar a ser abusados si entraban en celo en un lugar nada adecuado, víctimas principales del tráfico humano, víctimas principales de abusos no intencionales por los ciclos de los alfas. Ser Omega en este mundo no era algo sencillo.

El amanecer despuntaba como cualquier otro día. Sus ojos verdes se abrían poco a poco con los rayos del sol entrando por su ventana. La chica estiró sus brazos mientras una sonrisa emanaba de sus labios, siempre alegre.

Se levantó para preparar a un nuevo día, se ducho, se cambió y corrió a preparar el desayuno para su amada tía, quería darle la sorpresa a pesar de que era un día en el que ella debía ser concentida.

Sakura vivía con su tía Tsunade desde que tenia 12 años, sus padres le habían dejado ahí desde que su despertar llegó y su casta se reveló. Omega.

Sakura era una Omega dominante, a pesar de poder tener carácter nada sencillo de doblegar, podría ser fácilmente utilizada por cualquier alfa de malas intenciones y sus padres lo sabían bien, por eso la enviaron a vivir con su tía Tsunade, hermana de su padre, una Omega dominante, de carácter tan fuerte que ningun alfa se atrevía siquiera a molestarla.

- Buenos días - susurro Tsunade al entrar en la cocina, sorprendida viendo el desayuno abundante que la joven había preparado.

- Buenos días, tía - sonrió Sakura mientras se acercaba a darle un beso en la mejilla tan fugaz que la rubia parpadeo sorprendida - siéntate, prepare tu desayuno preferido.

La rubia se sentó aún sorprendida mientras miraba a su sobrina revolotear por la pequeña cocina para terminar de servir y sentarse con ella a la mesa.

- Te levantaste muy animada - comento Tsunade observándola tranquila y suspicaz - ¿Que pasa?

Sakura enrojeció de golpe antes de picotear nerviosamente su desayuno, miro de reojo a la mujer que le veía fijamente y carraspeo un poco antes de tomar valor y alzar la vista.

- Yo... ¿Lo olvidaste? - susurro Sakura al notar que Tsunade claramente preguntaba sin entender que pasaba, la desilusión y dolor atravesó sus ojos esmeraldas al notarlo.

- Mmm ¿Tiene algo que ver con que cumples años hoy? - pregunto Tsunade como quien no quiere la cosa, volviendo a su desayuno. Sakura sonrió de nuevo, alegre y asintió feliz - ¿Tendrá algo que ver entonces con que hoy podras ir a visitar el pueblo tu sola?

Tsunade podría haber jurado que el cuello de su sobrina podría romperse por la manera en la que agitó su cabeza asintiendo con fuerza.

- Lo prometiste ¿Recuerdas? - susurro Sakura esperanzada, estaba lista, tenía ropa adecuada, su bolso estaba listo, incluso llevaba supresores por si ocurría algo imprevisto. Estaba preparada.

La marca. SASUSAKU/Omegaverse Donde viven las historias. Descúbrelo ahora