El sol que anunciaba un nuevo día se asomaba tranquilamente por entre los árboles, despertando a las aves en sus nidos, entrando por cada rincón del pueblo, despejando el rostro aún dormido de la pelirosa que abrió sus ojos esmeralda en cuanto el sonido de su despertador la alertó. Hora de levantarse.
Con una mueca de inconformidad, la joven se volvió hacia la pared de su habitación, deseando dormir un poco más pero su pequeña ave no estaba conforme con su decisión, desde su jaula al lado de la cama de su ama, comenzó a cantar, como si saludara al sol y a la mañana, siendo de paso, el despertador adicional de la ojiverde.
- Bien, bien, ya entendí - mascullo la chica frustrada mientras estiraba sus músculos en su cama - hora de despertar.
La joven se sentó en el colchón, mirando a la jaula casi con reproche antes de volver a estirarse para despejarse, comenzaban las clases, su fin de semana de cumpleaños había acabado. Con pereza se levantó de la cama, colocó un poco de comida para su ave en la jaula, que el animal agradeció, y se dirigió al baño bostezando somnolienta.
La alarma sonaba incesante en su teléfono, azotando en su mente y retumbando en su cabeza de por si aturdida. Con pereza y fastidio, el azabache tomo el aparato en su mano para tratar de silenciarlo una, dos, tres y hasta cuatro veces sin éxito, haciendo que entre más moviera el teléfono en su mano, pareciera que sonaba aún más fuerte. Cuando por fin logro apagarlo, lo dejo caer en su cama a su lado mientras se tallaba el rostro con pesadez con la mano libre.
Vaya forma de comenzar la semana.
Sasuke se sentó en su cama, analizando un punto fijo sin definir frente a si mismo, analizando toda su existencia hasta el momento en que se encontraba sentado en su cama en su habitación en casa de sus padres, fue entonces cuando recordó quien era y que hacía ahí, aún más urgente, la hora que era y que hoy debía ir a la escuela del pueblo de nuevo.
Ahora extrañaba más que nunca el internado.
Con pereza se levantó de su cama y fue hasta el baño en su habitación para comenzar su rutina matutina y terminar de despertar, deseando internamente que no fuera un día tan pesado y molesto como su instinto le anticipaba.
- ¡Nos vemos más tarde, tía! - Sakura salió de su casa con la mochila a cuestas, su uniforme escolar puesto y solo un lazo atado al cabello para evitar que su cabello se soltara sobre su rostro.
Camino con calma por la calle principal, sabía que no pasaría mucho tiempo hasta que Kiba pasará por ahí para llevarla a la escuela como normalmente hacia, la joven se sentó en la pequeña banca al lado de la calle donde esperaba siempre a su amigo mientras miraba su teléfono hasta que sintió el motor de la camioneta llegar, Kiba le saludo animoso mientras ella saltaba de su asiento para subirse en el asiento del copiloto saludando a su amigo y su fiel can.
La escuela del pueblo no era del todo pequeña, abarcaba dos niveles educativos, tanto secundaria como bachillerato juntos divididos solo por una reja de metal con una sola puerta de rejilla no tan custodiada por los profesores pues estos pasaban por ahí para cambiar de turno pues no había muchos docentes en el pueblo después de todo. El terreno era grande y espacioso, lleno de árboles que rodeaban los edificios y patios principales.
Sakura camino tranquila el tramo desde la veterinaria del pueblo hasta la escuela, viendo como sus compañeros se acercaban también al portón de entrada, unos en grupo, otros completamente solos, vestidos con el uniforme escolar y su mochila de útiles, unos la saludaban al pasar, pero la mayoria iban demasiado sumergidos en su mundo como para siquiera notaría y eso era algo que la pelirosa prefería por sobre todo lo demás.
- ¡Sakura! - el grito de Tenten le llamo la atención de inmediato, sonrió y se volvió hacia atrás donde la castaña caminaba hacia ella de la mano de Hinata que sonreía hacia su amiga, la habían estado esperando - ¿Que tal el resto de tu fin de semana? ¿Disfrutaste tu cumpleaños?
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La marca. SASUSAKU/Omegaverse
RomanceSu vida era totalmente común y corriente, su naturaleza jamás le había dado problemas mayores a lo común y jamás se había sentido afligida por sus ciclos de celos naturales... entonces ¿que era distinto ahora? Su instinto siempre había sido más fue...