Para los Sharanahua "el Yangunturo/Yauqunturo", para los Machiguengas "Carachupa-Mama" y para los Piros "Yankontoro" es un enorme armadillo de seis patas y garras inmensas que posee una velocidad y fuerza descomunal.
Es el guardián de de las riquezas de esos lares y preserva el petróleo que habita en la zona.
Cuando se siente intimidado entonces utiliza su velocidad y fuerza para escarbar en la tierra y llegar hasta su agresor de manera subterránea para atacarlo por sorpresa.
Se cuenta que fue este armadillo quién, al cavar tan profundo, abrió la capa del subsuelo en donde habitaban los demonios, quienes aprovechando la oportunidad salieron a la superficie para molestar a los humanos.
Se cree que es un armadillo muy antiguo, incluso prehistórico, y que su fuerza es titánica.
Cuenta la leyenda que un día un hombre Piro estaba cazando con su cuñado cuando, en la distancia, vió a este armadillo y quiso cazarlo, más cuando lo tomó de la cola este se introdujo rápidamente por debajo de la tierra, no dándole oportunidad ni tiempo para escapar; el cuñado al ver esto corrió a pedir ayuda, más cuando llegaron no encontraron al hombre, ni siquiera cuando cavaron 100 metros a profundidad en el suelo.
El Piro no se dió cuenta que aquel armadillo inmenso era un Psicopompo, y que este, al oler la carne humana, lo había trasladado hasta la entrada de su mundo de ultratumba, este poseía tres clases de habitantes: los animales subterráneos, los espectros/difuntos y los Kahonchis.
Los animales subterráneos solo podían ser alimento de los difuntos, sí alguien que estuviera vivo los cazaba entonces era enviado inmediatamente a este mundo para nunca más volver al suyo.
Los Kahonchis eran gobernados por una mujer, y esta raza de personas era extremadamente poderosa en magia. El Piro aprendió magia de aquel pueblo y le fueron revelados los secretos más increíbles de estas personas.
Cierto día el Yangunturo, al ver como la mujer del hombre Piro lloraba desconsolada por su marido, decidió regresarlo a su mundo; este hombre decidió volver como un polluelo de gavilán y, luego de ser criado por un niño de su tribu, pudo volver a ser un hombre y de este modo contarle a toda la tribu a cerca de lo que le sucedió.
Desde ese día ese hombre se convirtió en el primer Kahonchi humano: quien sabía todo y todo podía realizar, controlador de animales y de elementos naturales.
El pueblo con el tiempo peregrinó al mundo de los Kahonchis, aquel mundo donde el sol hacía su movimiento de traslación e iluminaba este lugar. Aquel mundo donde la luz nunca se iba, ya que una esfera de energía iluminaba todo desde el espacio. Aquella tribu, al habitar en este mundo, se volvió un pueblo humano lleno de magia y poderes sorprendentes, viviendo en gran felicidad por el conocimiento recibido por estos grandes sabios desconocidos.
Diccionario:
Psicopompo: criaturas que tienen la habilidad de conducir almas de los difuntos hacia el ultratumba, cielo o infierno.
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