capítulo O4.

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Debía admitir que fue inesperado.

Pues, teniendo en cuenta todo lo dicho y el modo en el que seguramente lo había lastimado, algo como eso era lo último que cualquier persona haría en su lugar. Incluso se había esperado terminar con el labio aún más lastimado debido a alguna bofetada o golpe, o al menos un par de empujones. Al parecer el omega estaba muy aferrado a la idea de los destinados y tendría sentido que se molestara como para que terminara reaccionando de esa forma.

Por lo tanto, que Jungkook hubiese besado su mejilla, lo había tomado realmente por sorpresa.

Tae había seguido con sus ojos la figura del omega, lo que provocó que fuera testigo de la brillante sonrisa que le dedicó antes de marcharse por el umbral de la puerta. Una sonrisa divertida, igual que la de un infante en medio de un juego. E incluso se atreve a decir que oyó sus risas a través del corredor.

Le tomó un momento conectar sus pensamientos, no sólo por todo lo que el gesto le hizo sentir aunque no quisiera admitirlo, sino también porque no lograba comprender cómo las circunstancias habían cambiado de un momento a otro. Creyó haber estado teniendo éxito en aclarar todo el asunto, hasta que un simple descuido de sus palabras había bastado para que el omega malinterpretara todo.

Jungkook aseguró que le daría todo el tiempo que quisiera y que esperaría por él. Bueno, sería mejor que se sentara a esperar. Él tenía muy clara su posición respecto a ese tema y no iba a cambiar de opinión.

Si el omega era tan iluso como darse esperanza con dos simples palabras, no era su problema.

Taehyung negó con la cabeza mientras se cruzaba de brazos, para luego soltar un suspiro de exasperación. Algo le decía que todo aquello apenas estaba comenzando.

Y pudo confirmar su sospecha cuando, dos días después de aquella singular conversación, un aroma peculiar invadió su olfato repentinamente luego de entrar al salón donde daba clases.

Un aroma que, aunque no quisiera admitirlo, conocía demasiado bien.

Su mirada se paseó por todo su alrededor mientras ingresaba al lugar con cierta sospecha, como si en cualquier instante pudiera encontrarse un león hambriento dispuesto a saltarle encima. San encendió las luces y caminó hasta el aparador donde acostumbraba a dejar sus cosas.

Y fue allí donde notó una peculiaridad.

De repente Taehyung detuvo todo tipo de movimiento que había estado ejecutando, mientras sus ojos se fijaban en los objetos que yacían reposando en el mueble. La superficie marrón siempre permanecía completamente vacía hasta que dejaba su bolso en ella, sin embargo, ese día fue la excepción.

Interrumpiendo el brillo de las luces blancas en la madera, había un recipiente alargado con tres flores blancas acomodadas cuidadosamente, y a su lado, una pequeña bolsita cerrada en un moño de cinta azul con, al parecer, tres o cuatro galletas en su interior. Ni siquiera tuvo que acercarse demasiado o tomarlos entre sus manos para percibir a detalle las fragancias que expedían esos objetos, simplemente lo supo. Jazmín y canela.

Eran flores de jazmín y galletas de canela.

Su lobo se removió inquieto en su interior ante la peculiar combinación, pero no porque estuviese molesto o algo similar, sino porque el gesto le agradó de sobremanera. Sabía perfectamente que aquello era obra del omega.

Muy diferente a la reacción de su parte animal, Taehyung soltó un suspiro malhumorado antes de llevarse una mano al rostro. Al parecer sería complicado hacerle entender a Jungkook que no quería nada con su persona.

Sin embargo, su decisión estaba más que tomada y no tenía planes de cambiar de opinión. Por lo tanto, no fue de extrañar que tomara de inmediato esos objetos y, sin un solo atisbo de duda, los echara directo al cesto de la basura.

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⏰ Última actualización: Nov 16, 2023 ⏰

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epiphany  :  taekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora