Hot Needs // JiRosé

Last Chapter

|Último capítulo: New life.|

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Seis meses después...

Todo había llegado a su fin.

La universidad.

Las disputas que a veces tenían con el padre de la menor.

Y entre todo eso, también el trabajo que mantuvieron por seis meses.

Ya no tenían más un contrato en PMP. Pues ya habían conseguido lo que necesitaban: sus momentos de Pasión, Dinero, y con ello, Poder.

Ahora estaban establecidos en otro lugar, en una casa propia, porque si, la liquidación fue toda una lluvia de dinero, tanto que pudieron ajustar para comprar finalmente un hogar más reconfortante.

Eso, y muchas cositas más han sucedido en este último tiempo.

—Jimin, amor, cariñito, ¿si me trajiste los limones que te pedí?—Rosé se abalanzó sobre el cuello del mayor, quien recién entraba a su hogar luego de una larga jornada de trabajo.

—¿Te importan más unos agrios limones que yo?—se quejó, ofendido.

—No es mi culpa...es tu hijo—sonrió ella, acariciando su pancita de recién tres meses.

Jimin también sonrió, dejando un besito inocente en los labios de su novia, para después llevar la bolsa con sus preciados limones hasta la encimera en la cocina, evitando que ella los cargara.

Porque si, Rosé tenía rotundamente prohibido cargar una pluma siquiera. A veces, por las noches, no podía cargar ni con su ropa, por órdenes de Jimin.

El mayor tomó asiento en el comedor, viendo como su novia se encargaba de calentarle su cena en el microondas para seguidamente servírsela.

—¿Tienes mucho sueño verdad, linda?—cuestionó viendola bostezar, mientras cortaba un limón para después bañarlo con chocolate. Antojos raros que hacían que Jimin solo arrugara el ceño, negando con una sonrisa.

—Sí, pero mi antojo repentino me mantuvo despierta, además, hace frío y así no puedo dormir—mencionó, muy concentrada en lo que aún hacia.

—Solo terminaré de cenar y nos iremos a la cama, ¿bien?

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Mas noche, cerca de las diez, ambos ya descansaban sobre la amplia cama matrimonial. Jimin estaba casi dormido por completo, y Rosé...

Rosé empezaba a sentir una ola de calor inundar su cuerpo, el frío que sentía hace unas horas había desaparecido totalmente, dando paso a unas corrientes que bajaban hasta su intimidad.

Sí, era por el embarazo.

Jimin la sintió removerse y enseguida pensó que le dolía algo, por lo que se incorporó rápidamente para examinarla.

—¿Tienes dolor, bonita? ¿Necesitamos un médico?—alterado, tocó su vientre suavemente, dejando su otra mano en la entrepierna de la menor, sin dobles intenciones.

Ella sonrió culpable y negó, tranquilizándolo, para después suspirar.

—Jimin...sube la mano—le pidió, al borde de gritarle que la follara de inmediato y sin piedad.