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Antes se tomaban las manos todo el tiempo, luego, vivían prácticamente abrazados.

Para dormir, Haruchiyo se acomodaba en el hombro de Takemichi, una mano rodeaba la cintura del menor, quien quedaba un poco más arriba, con sus labios sobre la frente del pelirosa, perfecto para dejar besos de buenas noches, y lo envolvía con su cuerpo, pasando un brazo cerca de su hombro, muchas veces, sus piernas también se enredaban y se entrelazaban, haciendo que fuera difícil ser separados, o así lo sentían.

Hablaban en susurros bajos, creyendo que así, eran los únicos que podían escucharlos, aunque nada las daba esa certeza.

—Takemichi... Luego de lo que pasó... No había nada de agua— murmuró Haruchiyo—. Desapareció toda, sin más... Como si no hubiera pasado nada... Como si no existiera.

— Haru, casi mueres... Y eso sí existió.

— P-Pero fue por otra cosa... Yo... Aguanté la respiración hasta que creí desmayarme... Me rendí, y sólo me dejé llevar... Y después estaba en tus brazos...

— Y después no pudiste respirar.

— No estaba respirando bien desde antes... El pánico me asfixia.

— Lo sé, Haru-chan.

— Pero, cuando estaba en agua, y ya me había rendido, creo que por un segundo pude respirar... Debajo del agua, ¿Entiendes?

Takemichi guardó silencio, bajo la vista a sus ojos, brillantes y algo amargos de Haruchiyo, estaban así desde lo ocurrido.

— ¿Como cuando sueñas que estás debajo del agua? — murmuró—. Esto no parece ser otra dimensión, esto no parece real, es como un sueño, que no controlamos... Creo.

— Tus teorías se han vuelto fascinantes, Haru— dijo el mayor con una sonrisa—. Es posible, quizás no tanto como un sueño, quizás es otra cosa.

— Significa que esto no es real... Y eso me lleva a pensar, ¿Qué tal si uno de los dos no es real?

Takemichi frunció el ceño.

— Si pudieron crear y controlar todo esto... ¿Y si uno no es real? Deberían poder crear como un personaje... — sus ojos se llenaron de lágrimas— ¿Y si me enamoré de alguien que no existe? — preguntó, ladeando su cabeza.

— Yo existo, Haruchiyo... O eso creo, pero de cualquier forma, también estoy enamorado de tí— dijo, limpió sus lágrimas, los delgados labios del mayor se curvaron un poco, en una sonrisa.

— ¿Y si soy yo quien no existe?

Takemichi no tuvo nada para decir, los ojos del mayor se notaban perdidos, algo rotos y no con las mismas esperanzas con la que los había conocido.

Se inclinó hacia él y juntó sus labios de nuevo, en un amargo beso.

𝗅𝗈𝗏𝖾𝗅𝗒 ; 𝘁𝗮𝗸𝗲𝘀𝗮𝗻𝘇𝘂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora