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No había visto a Guillermo en todo el día, parecía estarlo evitando pero la universidad era demasiado grande para dar por sentado aquello, podía simplemente tratarse de una casualidad que no se hubieran encontrado ni por los pasillos aquel día. Quería estar pendiente de su profesor todo el día, pues desde la primera vez que le vió robó su atención por completo, como si en su campo visual no existiera persona más que el mexicano.





Flashback

Estaba esperando a su padre en la oficina de éste a petición del mayor, pues se encontraba en junta administrativa en una de las habitaciones contiguas. Cansado de esperar se atrevió a tontear en la computadora de su progenitor, en realidad sólo tenía pensado colocar un tema en alguna plataforma de música, pero al abrir el portatil se encontraban currículos varios, con el lema "Intercambio docente".

Navegó por los cientos de nombres hasta que una fotografía llamó su atención por completo. Era un neófito, tenia apenas dos años ejerciendo su profesión y ya quería apostar a lo grande con apenas veintiocho años. El tipo era apuesto y su género decía alfa, pero Messi ignoró eso, si era un alfa lo haría retorcerse bajo su cuerpo como si se tratará de un omega, como había hecho ya con varios, mayores y menores que él.

Había seleccionado el currículo de Ochoa sin pensarlo mucho, proceso su solicitud y aprobó el intercambio sin más. -Lo siento profesor Kroos, su solicitud puede esperar. —Dijo cuando rechazó la solicitud que debería ser aprobada en lugar de la de Magaña, Kroos era un hombre sin duda más experimentado.

...




Había cambiado su uniforme y se dirigía al campo de entrenamiento, cuando distinguió a lo lejos una figura conocida junto a otra más familiar aún.

—Que tiempos cuando eras un niño y te veía andar en bicicleta. —Memo reía junto a Javier Hernandez, su compañero menor, quien se veía muy feliz con su mano en la cintura del mayor.

Ahora que tenía a Ochoa en la palma de su mano no lo dejaría escapar, lo sintió la primera vez que se conocieron, era su predestinado, ese omega le pertenecía por ley divina y no dejaría que nadie más tomara lo que por derecho le pertenecía.

—Hey Javi, veo que ya conociste a Guillermo, ¿es un encanto, no? —se entromte en medio de ambos para separarlos y lleva su mano al hombro del mayor en señal de pertenencia. Está fallando en controlar sus celos, especialmente desde que su lobo es muy autoritario cuando se trata del mayor.

—¿Lo conoces? Es un amigo de papá y la verdad que sí, es a toda madre. —javier está muy animado y le da una palmadita en el brazo a Memo pero Messi le sostiene la muñeca. —¿Ocurre algo Leo?

—Sí, tengo que hablar con el profesor Ochoa sobre un proyecto extracurricular, temo tener que interrumpir su agradable charla. —Dice haciendo énfasis al referirse a su agradable charla.

—Vayan, acá los espero!

Y cuando ve que Guillermo está a punto de replicar lo toma del brazo para llevarlo a rastras hacia los cubículos, que se encuentran completamente vacios.

—¿Qué haces idiota? Hace tiempo que no veía al chamaco y quería ponernos al día. —Memo se suelta de su agarre dispuesto a irse.

—Ya veo, con que te gustan los chicos. Decime, ¿es una buena fuente de colágeno?

Devuelve sus pasos al escuchar esa risilla taimada que tanto le molesta del más joven.

—¿Te oyes a ti mismo y las pendejadas que dices? —Está molesto porque nunca se imaginaria en tal situación con un menor de edad, menos a uno que quiere como a su familia. Luego carraspea calentándose con las palabras del contrario y agrega:

—¿Y si así fuera en qué te incumbe? No eres más que un crío, no puedes reclamarme nada.

Messi pasa saliva, aguantándose las ganas de gritarle porque no quiere alterar a su omega, no va a rebajarse a discutir, sin embargo quiere dejarle algo en claro al mayor, quien está a cargo de la situación y quien la domina.

—Escucha...

—No, escúchame tú chiflado...

—Si alzo la voz te callas, no tenés más opción. —Guillermo retrocede cuando el cachorro usa su voz de mando y Lionel a su vez lo aprisiona entre su cuerpo y la pared, dejándole acorralado.

Su rostro está rojo y puede sentir su cuerpo calentándose cuando el otro comienza a esparcir sus feromonas, está tan débil que se agarra del cuello del adolescente con cuidado de no caerse, a éste punto sus piernas están flaqueando. En cambio Messi siente una satisfacción brutal al ver callado y quedito al mayor, sin protestar como el omega que debería ser.

—Vas a obedecer cada jodida orden mía, ¿sabés por qué? Porque tengo el poder de mostrar tu casta real a todo el plantel y en cuanto lo haga, el papel que interpretas de docente exitoso triunfando en europa se termina. —Memo tiene los ojos cristalizados a éste punto y aunque en el fondo se está odiando por humillarlo no tiene pensado parar de decirle palabras hirientes solo para someterlo. —Entonces te vuelves lloriqueando a tu país como un fracasado, vetado de cualquier institución estudiantil y siendo un omega mayor y aislado, porque cualquier gil tendría una familia forjada a éste punto.

Sorbe su nariz y baja su mirada sintiéndose humillado, el hecho de ser un omega era una maldición que lo perseguía desde su infancia cuando todos esperaban que fuese un gran alfa. Y Messi había dado en el punto más sensible, no se sentía con ánimos de continuar aquella riña así que simplemente se dejó hacer por el más joven quien sostenía ambas de sus muñecas.

—Veo que empezamos a entendernos, no me gusta gritarte y mucho menos recurrir a mi faceta dominante. —Toma las manos de su profesor y las cubre entre las suyas, llevándolas a sus labios y besándole los nudillos amorosamente, mirándole a los ojos en todo momento. —Podes revelarte con los demás soretes tanto como quieras. Pero en mi presencia serás obediente y sumiso como el omega que sos, mi omega, todo mío.

Memo simplemente asiente sin decir nada.

—Nuestra cita se pospone para mañana, te estaré esperando en mi dormitorio, ni un minuto más, ni un minuto menos. —Ordena y alza su rostro para alcanzar los labios del mayor y robarle un beso, un fugaz toque de labios que para Guillermo se siente como una eternidad y es incapaz de romper el contacto.

Finalmente se libera del agarre posesivo cuando su verdugo se encamina a la salida.

—JÓDETE MOCOSO DE MIERDA. —Patea con furia la puerta cuando las feromonas de alfa abandonan la habitación y puede respirar libremente. Ahora mismo no sabe como sentirse respecto al joven, si en realidad se tratará de su destinado, ¿Era necesario tratarlo de aquella manera tan despectiva?

Lo peor de aquella situación es que el muchacho no le disgustaba para nada.

MESSICHOA 3 (🔞)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora