De qué sirvió construir máscaras de alegría, imperfecciones que los demás interpretaban bien cuando me halagaban porque siempre estaba sonriendo sin importar lo que sucediera. ¿Acaso a alguien le importó en verdad? No. Nadie intentó revivir la alegría cuando las lágrimas mojaban los mismos labios que reflejaban un supuesto goce. Pero no me puedo quejar, dicen, porque todo lo que estoy pasando me lo he buscado yo. Culpa. Todo es culpa mía la mayoría del tiempo. La que se equivoca, la que hace las cosas mal, quien nunca tiene la razón. Soy eso y lo que prefieran decir de mí. Aún siendo inocente permanezco en las palabras de los demás. No hice nada y me juzgaron, hice algo y también lo hicieron. ¿Quién? Todos, pues me percibo juzgada. La pared cada vez más se acerca para aplastarme y recordarme lo que soy. No hay luz al final del túnel esta vez porque fui obligada a apagarla frente a sus ojos y para su satisfacción. Yo misma deseché el oxígeno para hundirme en las profundidades y no fue porque quise, sino porque me obligaron. Ahora solo perduran recuerdos y he decidido recordar los buenos pero también me hacen llorar. Levantarme con dolor de cabeza en las mañanas porque pasé una noche entera llorando y nadie lo supo, nadie me consoló. Ni siquiera el que me dijo que siempre estaría, aún cuando permanecí en lo correcto también se alejó de mí. Al igual que el mundo. ¿Lo extraño? Sí, pero ya no puedo hablarle. Mi boca ha sido sellada permanentemente.
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Susurros del corazón
PoetryHoy te entregué mi corazón completo En un sobre de cartón con un poema obsoleto Esperé pacientemente la respuesta de tu mirada E intenté tranquilamente no parecer desesperada. La tomaste entre tus manos y acariciaste esa página Esa que contenía m...