1

379 32 6
                                    

POV:NARRADOR OMNISCIENTE:

Nos situamos en una casa como cualquier otra en Tokio, Japón.
Específicamente en su sótano.

¿Para qué demonios alguien quisiera tener algo tan lúgubre y anticuado?. Quizás personas que guardan recuerdos de su infancia en cajas que permanecen bajo llave. Quizás coleccionistas aficionados que poseen una gran cantidad de objetos caros ahí. O quizás una persona perezosa que deja basura en una caja y la deja en un sótano que usa como basurero personal. Asqueroso pero posible.

O quizás el cadáver de la víctima de un asesino, que se pudre poco a poco y permanece tras llave.
Habían muchas posibilidades.

Pero esta razón en particular se podía calificar como: Anormal, perturbadora, morbosa ... etc.

Tras llave en aquel sótano se encuentra un muchacho de ojos esmeralda y ahogue de nombre Makoto Naegi.
Un joven de 17 años que empezaba un nuevo semestre en la academia Kibougagine...o al menos eso se tenía planeado, pues inesperadamente fue secuestrado antes de que llegara a su casa después de dar ideas para tener más integrantes en el club de Literatura.
Cave recalcar que en su estado  inconsciente perdió sus objetos de valor, y están cautivos en la habitación de su perpetuadoraen este momento.

Pero, ¿quién se lo hubiera esperado?. Literalmente el solo termino su jornada de clase y se dirigió a su club de Literatura para reunirse con sus compañeros y pensar en maneras de tener más miembros.
Ideas desde: Carteles motivacionales y bien decorados, poemas escritos y redactados por ellos, postres para llamar la atención, hojas impresas sobre beneficios de estar en aquel club entre otras cosas.

Debido a eso salió más tarde de lo esperado, estaban desesperados.
Se requerían de 4 o más alumnos para que un club sea considerado como tal pero en su caso un compañero tuvo un percance y tuvo que mudarse de ciudad.
Otro compañero, simplemente por las chicas del club de atletismo decidió abandonar al club e ir tras ella. No tuvo éxito alguno.
Vaya suerte.

Se supone que eran 5 participantes, pero se fueron por diferentes situaciones y la presidenta del consejo estudiantil les advirtió de que si no conseguían otro integrante como mínimo su club se clausuraria.
Y no a cualquiera le gusta la literatura  y entraría por cuenta propia.

Ese percance fue lo que lo llevó a la situación actual, lamentablemente su suerte era una basura.

Todavía tenía el uniforme de su academia siendo uno con camisa blanca y chaleco de rombos acompañados por una corbata roja en medio de estos, un pantalón azul que le llegaba a los tobillos y unos zapatos negros con las puntas rodeadas de polvo. El uniforme estaba rasgado y sucio.

E incluso si se presta mayor detalle la corbata había sido rasgada por un arma afilada y punzante, además había uno que otro corte en su muñeca y rostro.
Los cortes no eran profundos en lo absoluto pero eran notables.

El joven tenía los ojos vendados, con una soga resistente fue amarrado de pies y cabeza en aquel oscuro y sucio lugar, estaba temblando pues sabia perfectamente lo que se aproximaba.
Curiosamente, no había ningún signo de desnutrición en el muchacho como en cualquier secuestro normal.
Querían mantener a Naegi con vida.
Eso es resaltable.

Tras unos minutos, se escucharon los pasos de unos zapatos femeninos que se acercaban poco a poco y por undécima vez esta semana sentia esa mirada. Esa tenue mirada que lo hacía temblar, negociar y rogar.
La mirada de su perpetuadora.
La mirada del diablo.

Su secuestradora no se trataba de nada más y nada menos que de Sayaka Maizono. La presidenta del club de debate, la protagonista de millones de sueños húmedos, otra estudiante de aquella prestigiosa academia.
Ella tenía una mirada perturbadora mente seductora y lasciva.

Ella se acercaba a su compañero de clase en un paso lento y tranquilo. Tenia un objeto en su mano derecha tratándose de jarabe de chocolate que podrías encontrar en cualquier supermercado de la cuidad y parecía ser recién comprado.
Era obvio que tenía algo planeado y estaba relacionado con el chico.

Al solo pensar en lo que le haría se mordió el labio, la chica colocó un me Jon de su cabello detrás de su oreja.

Se aproximó hasta él y se agachó hasta estar a la altura del joven susurrandole al oido "esto te fascinará" para proceder a quitarle el chaleco, quitar su corbata y desabotonada su camisa blanca dejándo su torso totalmente expuesto.
El chico no podía hacer que la chica se detuviera, despues de todo estaba atado de una manera muy indefensa y apenas y podía mover su cuello o muñecas.

Hubieron ocasiones donde no pudo respirar y sus pulmones casi se quedan sin oxígeno debido a su posición, movimientos y la soga resistente.

Pero eso será una herramienta que nos llevará a otro camino,y eso será más  tarde~!

La chica fue muy precavida en ese aspecto.
Después de todo su intuición era envidiable y siempre acertaba. ¡Además ningún secuestrador en su sana conciencia  dejaría ir a su víctima así como así, eso sería estúpido!.

Tomo el jarabe de chocolate y abrió el envase, poco a poco virtrio el contenido en el pecho desnudo del muchacho hasta que creyó que era suficiente.
Sin algun arrepentimiento sobre lo que haría a continuación tiró el envase por algún lugar y comenzó a lamer el chocolate.

El chico se estremecía y mordía su labio para evitar soltar jadeos. La chica usaba su lengua para lamer cada parte de su torso pero se concentró en una parte específicamente. Sus rosados pezones.
Los lamia con cariño, chupaba, besaba y mordía aquella zona del cuerpo masculino.

Para 'aumentar el placer' colocaba de dedo índice y el dedo del medio entre el pezon de muchacho y lo apretaba levemente. Variaba entre lamer y morder.

El chico pensaba en lo surreal que era la situación mientras más y más sonidos de sorber llenaban el sótano.
Y cada vez más fuerte que el anterior.

En un movimiento rápido lo abrazo de la cadera acercando cada vez más a ella. Las acciones de la chica provocaban escalofríos en el muchacho asimismo como jadeos y que su espalda se arqueada.
Esto excitaba al muchacho a niveles astrales, joder era como tocar el cielo con las manos.

Era un sentimiento que los más aficionados al masoquismo o el rol sumiso habían experimentado múltiples veces y se convirtió en su adicción. La cual probablemente fue su perdición al sentido común.

Ella apretaba aquella zona, miraba con lujuria una imagen que perdurará  en su memoria. Un joven semidesnudo con un cuerpo algo trabajado atado de pies y manos con movimientos limitados, jadeando y pidiéndole que no se detenga mientras una erección crecía entre los pantalones azules del muchacho y saliva se escapaba de sus labios.
Jarabe de chocolate escurria en su cuerpo y unas gotas mancharon el piso del sótano.

Esto era de locos. Esto definitivamente  era y es de locos.

Reía tiernamente antes de mostrar otra mirada lasciva y levantar su mano libre, la izquierda. Y proceder a darle una nalgada al muchacho.
El soltó un gemido inesperado lo que a Sayaka le encantaba, empezó a darle más y más azotes al trasero del chico.
Mientras que solo tenía un pensamiento en la cabeza.

'¡Esto es demaciado, Dios!'

La princesa de la lujuriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora